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De vuelta al misterio Weygand

Por: María Palomar

De vuelta al misterio Weygand

De vuelta al misterio Weygand

En las exequias del General Maxime Weygand, en París, el 2 de febrero de 1965, el principal orador fue Jean Paulhan, director de la Academia Francesa, de la que Weygand era el decano por su edad y por la fecha de su elección. La ceremonia civil se llevó a cabo en el atrio de la iglesia de Saint Philippe du Roule, poque el Presidente de Gaulle le negó los honores que le habrían correspondido en Los Inválidos como uno de los más importantes militares al servicio de Francia.  

Las primeras palabras del discurso de Paulhan fueron: “Nacido de padre y madre desconocidos, pero sin duda de sangre real...”, que de inmediato remiten a un misterio todavía no resuelto y que quizá nunca lo sea. Porque la historia de Weygand es realmente novelesca, desde su nacimiento, acerca del que hay distintas hipótesis a cual más curiosas. Oficialmente, nació el 21 de enero de 1867 en Bruselas, pero según el autor de una de sus biografías, Bernard Destremau,* una fotografía del niño tomada pocas semanas después de tal fecha muestra que ya tenía cuando menos un año, si no es que año y medio. Ni siquiera se sabe si realmente nació en Bélgica. Destremau menciona que podría haber sido hijo del Emperador Maximiliano y una señora mexicana (¿y entonces por qué no lo mandaron a Austria?).  

Otros autores, como André Castelot, quien aseguraba haber recibido una confidencia de Leopoldo III de Bélgica, afirman que Maxime Weygand fue hijo del Coronel van der Smissen y de la Emperatriz Carlota, hija de Leopoldo I. Esto se vería confirmado por cierto parecido entre Weygand y van der Smissen. También sostiene esa hipótesis Dominique Paoli.** El Coronel van der Smissen comandaba el cuerpo militar belga que acompañaba a las fuerzas francesas en México, y fue ayuda de campo de la Emperatriz Carlota.

Aunque nunca aclaró nada, el General De Gaulle estaba seguro de la relación entre Weygand y México: durante el Consejo de Ministros para preparar su visita presidencial a México en 1964, el Ministro de Defensa, Pierre Mesmer, anunció que Francia restituiría los estandartes del ejército mexicano tomados por Napoleón III, y de paso comenta que esa guerra nada le había reportado a Francia. El Presidente lo interrumpió diciendo: “¡Sí, esa guerra nos trajo a Weygand!”

Las memorias del propio Weygand guardan total silencio sobre sus orígenes. Sólo recuerda con cariño a su nana y al capellán del colegio, pero nada dice de sus tutores. Hasta su ingreso a la escuela militar de Saint-Cyr llevó el nombre de Maxime de Nimal; en 1888 fue reconocido como hijo natural por el alsaciano François-Joseph Weygand, gracias a lo cual recibió automáticamente la nacionalidad francesa.

Weygand tuvo una muy distinguida carrera militar. En la Gran Guerra fue la mano derecha del mariscal Foch y tuvo un papel importante en la firma del Armisticio, pero durante la Segunda Guerra Mundial su actuación en el gobierno de Pétain le valdría la enemistad de De Gaulle.

* Weygand, París, Perrin, 1990.
** Maxime ou le secret de Weygand, Bruselas, Racine, 2003.

YR

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