Viernes, 26 de Abril 2024

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Cuatro puntos para seguir con Culiacán

Por: Ivabelle Arroyo

Cuatro puntos para seguir con Culiacán

Cuatro puntos para seguir con Culiacán

Esto no se acabó la noche del jueves ni terminó con la liberación de Ovidio Guzmán por parte de la Guardia Nacional. Muy pronto veremos otros episodios provocados por el fallido operativo para detener al hijo del Chapo Guzmán. No puede ser de otra forma: quedaron cabos sueltos en el ejército, en la Guardia Nacional, en la pax narca de Culiacán y en las organizaciones criminales de esa y otras zonas. Mientras llega el siguiente capítulo, vale la pena aclarar cuatro cosas para lo que venga.

1. El enemigo. No, señor presidente, no colegas, no tuiteros lopezobradoristas o anticuatroté: el enemigo no está en el espacio de debate. El enemigo no es el Presidente por decir sandeces, pero tampoco los conservadores por desgañitarse ante la incompetencia. El enemigo no es el gobierno ni los críticos del gobierno, el enemigo es el crimen organizado, y el lado correcto es el del Estado de Derecho, garantizado (sí, ni modo) por el gobierno.

2. La liberación. ¿Por qué insisten en hablar de la correcta o incorrecta decisión final del operativo para calificar el episodio? Todo el operativo fue desastroso, cada paso fue un error, incluyendo la falta de comunicación con el Presidente de la República (démoslo por cierto) o con el secretario de Seguridad (démoslo también por cierto, para fines argumentales). Es posible que la liberación de Ovidio Guzmán haya sido el elemento decisivo para detener el estado de guerra en el que metieron a Culiacán, y sí, es posible que haya sido una decisión adecuada. Es como gritar retirada o abortar la misión a la mitad del camino porque cambian las circunstancias. Retirarse, abortar la misión o liberar al detenido pueden ser decisiones inteligentes, pero no son el operativo ni la batalla. La batalla se perdió, el operativo fracasó.

3. El Estado fallido. Hay más variables a considerar además de una derrota para hablar de un Estado fallido y no parece que este sea el caso en Culiacán o México. No, lo que hay es un gobierno con funcionarios incompetentes. La incompetencia no es sólo inexperiencia, es carencia de habilidades para llevar a cabo una función. No las tienen y eso no es un tema estructural. La experiencia ya está, hay protocolos, estrategias de cerco, de elusión inmediata de zonas de protección de criminales, seguimiento a distancia, refuerzos en tierra y aire, tácticas de evasión. No, no hay un Estado fallido porque el ejército ahí está y falta ver el siguiente episodio de este desgraciado incidente provocado por la incompetencia gubernamental. Ojalá ese episodio no traiga sangre.

4. La responsabilidad política. La confusión parece deliberada. No, dar una rueda de prensa no cubre la responsabilidad, ni siquiera reconocer el yerro. La responsabilidad no es, ciertamente, culpabilidad, pero tampoco es esa farsa de montar un espectáculo para dar la cara. La responsabilidad política incluye acciones de castigo o de cambio para modificar el rumbo que condujo al yerro. Sí, una renuncia o un despido bien pueden funcionar para ello. 

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