Jueves, 28 de Marzo 2024

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Cuando el director no ejerce

Por: Argelia García F.

Cuando el director no ejerce

Cuando el director no ejerce

En una obra de teatro cualquiera hay un orden entre director y actores. Estos, los actores, tienen muy claro que cada uno tiene un lugar que está precisamente escrito en el texto y antes siquiera soñar con participar en la obra se aseguran de ubicarse específicamente en el personaje a interpretar para luego poder audicionar o hacer el casting en el personaje que corresponde. La esposa del protagonista no pretende ser el antagonista ni el actor secundario pretende ser la protagonista femenina. Una vez todo el mundo en su sitio, se requiere que la figura del director sea central sumando el talento, su preparación y punto de vista, y aunque vendrán interacciones entre ambas partes, la decisión final la tendrá siempre el director. Ahora bien, con todo y mucha decisión final, cuando se abre el telón, público y actores serán una comunión y el director no pasará a un segundo plano, pero su papel, si bien hecho está, se volverá “invisible”. 

Bueno, en este gran teatro en el que vivimos, las autoridades no son invisibles, no son directoras de escena y no son figuras centrales. La obra de teatro a la que yo todavía no puedo nombrar, pero de la cual soy testigo a diario viviendo en esta ciudad, no la dirigen ellos sino actores perversos que tienen peso y trayectoria, que se mueven como peces en el agua o mejor debería decir, como viejos lobos de mar y marcan la pauta de inseguridad por donde la ciudad debería de aterrorizarse o no. 

Las autoridades salen a hacer un recuento de lo sucedido como si asistieran también a ver una mala obra que no se sabe bien a bien ni en qué terminará. No, acá no hay más dirección, acá no hay más Gobierno y nada me molesta más que encontrar la misma indignación en redes sociales de quien debería no de estar indignado sino increíblemente preocupado por haber perdido un rol central. No somos lo mismo, no están ahí para comunicar lo que sucede ni para publicitar eufóricamente lo que les toca hacer. Me disturba hablar de violencia, me quita el sueño, me da una pena enorme vivir buscando no tener miedo, pero es lo que hay. 

Antes de hacer el casting y ganar las elecciones, nuestras autoridades sabían a lo que se enfrentaban. La crisis de violencia que aqueja al país no es novedad, así que, habiendo querido dirigir esta gran obra de teatro, por favor, no se dirijan a nosotros como si compartiéramos butaca. Dirijan y resuelvan, vuélvanse invisibles, que los actores están tomando su puesto y no toca. Ubíquense. 

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