Viernes, 29 de Marzo 2024
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Coronavirus y migración

Por: Luis Ernesto Salomón

Coronavirus y migración

Coronavirus y migración

Los virus no reconocen fronteras. Ahora los enfermos y portadores del nuevo coronavirus están en más de 90 países en el mundo y la frontera entre México y Estados Unidos es un punto crucial en caso de que la evolución a una pandemia y los contagios se generalicen. En situaciones como esa los derechos de las personas más vulnerables sufren menoscabos por las medidas sanitarias, pero también por abusos indebidos.

Ante el incremento del nerviosismo entre los estadounidenses en California y Washington en donde se ha presentado la mayor parte de los casos en Estados Unidos, algunos sitios de ultraderecha que esparcen noticias falsas han comenzado a llamar a limitar el tráfico en la frontera con México aduciendo el ingreso de personas ilegales procedentes de Asia.

Algunos sitios y medios conservadores han reaccionado con temor ante la expansión del virus y han llamado al Gobierno a endurecer las restricciones en viajes y fronteras. Esto no es nuevo, ha sucedido anteriormente durante enfermedades generalizadas, incluidos los brotes de ébola, SARS y gripe porcina, y la histeria racista que rodea a las recientes pandemias ha sido alimentada por las figuras mediáticas de la derecha.

En 2009, personajes conservadores como Michael Savage y Glenn Beck culparon de la enfermedad a los migrantes mexicanos. Muchos medios de comunicación también han señalado las similitudes entre el alarmismo racista que tuvo lugar durante el susto del SARS de 2003, que se originó en la China continental, y la xenofobia que se aviva en torno a Covid-19.

La epidemia amenaza a todos y pone de manifiesto la necesidad de mostrar unidad y disposición para reaccionar

Resulta de especial importancia que la coyuntura que al parecer viviremos de forma inexorable con el incremento de contagios en las próximas semanas no sea un pretexto para crear tensiones que perjudiquen a los migrantes y se convierta en un tema político en la agenda electoral de nuestros vecinos.

La frontera entre México y Estados Unidos es una región donde confluyen millones de personas que conviven en dos países que ahora enfrentarán el desafío de una amenaza a la salud pública que requiere de una respuesta conjunta y coordinada, lejos de posiciones racistas y de criterios políticos. Hay que impulsar todas las acciones para que sea inexorable la respuesta conjunta como lo es la llegada del virus a las comunidades fronterizas.

Hasta ahora las cosas se mantienen en calma con una creciente atención al proceso de contagio en zonas del Estado de Washington, en el Norte de California y en Nueva York, tres regiones en las que por cierto viven millones de mexicanos. En México, al parecer, estamos en las fases iniciales con seis casos perfectamente rastreables, pero la amenaza de que el racismo y los criterios excluyentes se sigan esparciendo como agravante es real. El miedo es el principal enemigo en el caso de la epidemia y también el ingrediente esencial que detona los radicalismos nacionalistas que atacan a los inmigrantes extranjeros y especialmente a los mexicanos en Estados Unidos.

La epidemia amenaza a todos y pone de manifiesto la necesidad de mostrar unidad y disposición para reaccionar y administrar adecuadamente los recursos sanitarios sin distinción alguna, y lo mismo aplica para los migrantes de nuestra frontera Sur en donde debemos preparar condiciones para una posible crecimiento de los contagios entre las personas que viven en otra región especialmente golpeada por la violencia y la debilidad institucional.

El mismo espíritu de colaboración planteado para el Norte debe imperar en el Sur, evitando reacciones xenofóbicas contra los migrantes.

La situación es una oportunidad para mostrar el espíritu humanitario pleno que tenemos los mexicanos.
 

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