Un comentario que el ex presidente Ernesto Zedillo hizo hace más de siete meses -15 de septiembre- cuando hablaba durante el Congreso Mundial de la Asociación Internacional de Barras de Abogados en la Ciudad de México, donde señalaba que “la llamada reforma judicial causaría la destrucción de la joven democracia mexicana”, culpando de ello al aún entonces presidente López Obrador, conceptos ratificados el pasado fin de semana durante una entrevista con la revista Nexos, donde el ex mandatario establece que “en México murió la democracia y se está creando un estado policial”, fue la “bomba molotov” que cayó sobre Palacio Nacional.La observación de quien hace 25 años dejó la presidencia -que es similar a la de muchos politólogos y que todos los días se comenta en los medios de comunicación-, colmó la paciencia de quien ahora despacha en la oficina principal que está frente al Zócalo capitalino, y definió a Zedillo como un nuevo “vocero” de la oposición. “Ahora resulta que es el paladín de la democracia”. Y después de eso, aquello se convirtió -en cuestión de horas- entre el punto de vista de un ex presidente ante la reacción visceral de la Presidenta Sheinbaum. Zedillo dijo que la Mandataria “ha reaccionado con calumnias e insultos, de ninguna manera con argumentos sobre los puntos de vista de un servidor… las falsedades que durante muchos años expresó su antecesor (AMLO) como parte de una demagogia de engañar a la gente”, además de calificar a la Presidenta de “cómplice de la muerte de la democracia”.Sheinbaum culpó a Zedillo de la crisis económica, provocando que “millones de familias perdieran todo, se resta a los empresarios y no al pueblo, convirtió las deudas privadas en deuda pública que aún se está pagando”, haciendo referencia a lo que sucedió en 1994 cuando México enfrentó una de sus mayores crisis: el peso se devaluó cerca del 300 por ciento, lo que trajo como consecuencia inflación y una drástica disminución del capital de los bancos, lo que llevó a la quiebra a miles de empresas y, como consecuencia, severas repercusiones en la población, obligando al gobierno de Ernesto Zedillo a la creación del Fobaproa, un fondo que se encargaba de asumir las deudas de los bancos en dificultades y capitalizar a las instituciones financieras para que pudieran seguir operando. Sin embargo, en 1998 Zedillo propuso que el costo del programa fuera convertido en deuda pública. Como consecuencia, que fuera pagado por los contribuyentes.Controversial medida en su momento, pero al paso del tiempo -según los especialistas en temas económicos- una decisión necesaria para evitar otro tipo de catástrofe financiera con serias repercusiones para el país.Lo lamentable de todo esto es que el momento que vive México -y el mundo- con Donald Trump “poniendo piedras en el camino”, la inseguridad -tema en que se han logrado avances, pero aún lejos de ser los óptimos- y el reto de darle estabilidad al país ante la amenaza de recesión y retroceso, Claudia Sheinbaum debe priorizar el dirigir sus objetivos y olvidarse de “voltear atrás” y buscar “guerras” que son historia. A pesar de que heredó -de quien le cedió su lugar- serios problemas y realidades, ella goza de una amplia simpatía y confianza del electorado, así como de muchos sectores a quienes les ha demostrado que es una mujer capaz -como, por ejemplo, con el manejo del asunto de los aranceles-, siempre y cuando se sacuda de las “telarañas” lopezobradoristas -a pesar de que ahí provenga-. Señora presidenta: haga su propia historia, olvídese de esos “pleitos callejeros”, de los “dimes y diretes” y no eche por la borda lo que ha logrado. Usted, ¿qué opina?daniel.rodriguez@dbhub.net