No cabe duda que una de las fuentes de la historia que parecen tener más credibilidad son aquellas que constan por escrito y de estos documentos los más valiosos son aquellos que están registrados en archivos creados ex profeso para guardar verdades históricas. Esto que les contaré es real y consta en documentos aparecidos y guardados en el Real y Pontificio Archivo de Instrumentos Trascendentes del Centro de Investigaciones Humanas y Extrahumanas de la cantina la “Me estoy riendo”, de la conocida capital del sur del estado. Pudimos observar que un 18 de febrero de 1744 entró en la risueña población de La Resolana un sujeto que decía llamarse Taurino Enrigue (lo que debe haber sido cierto porque nadie se iba a inventar un nombre como ese, ni un apellido tan complicado como Enrigue). Y llamó la atención porque entró a la localidad sentado al revés en los lomos de un macho prieto -no que el macho viniera sobre él sino que venía arriba del animal pero volteando para atrás, lo que no deja de ser curioso; sin que él ni nadie dirigiera al animal ni el burro a él.Como en todo documento que se precie, éste tiene una inconsistencia, ya que no se establece el punto de llegada, pues la tradición familiar sostiene que el semoviente se detuvo enfrente de la cantina, lo que es y ha sido una constante, y el documento analizado establece que el animal (el burro) se siguió de largo y se detuvo frente a la casa de mi antecesora, de la que dicen era bastante poco agraciada, pero muy potente en materia de centavos, esto es, que estaba bastante contentita, con la que terminó casándose. Pero haya sido como haya sido, la historia sigue igual ya que resulta innegable que terminó en la cantina, pues de la casa de la galana iría ya más tranquilo a ese sitio, que por lo general suele ser el centro neurálgico de cualquier población que se respete.De alguna manera, este sujeto, casado con rica -que ésta era hija única- lo cual pasa hasta en las mejores familias, vamos, hasta en las casas presidenciales sucede que algún hijo contraiga nupcias con alguna señora que al parecer tiene recursos económicos, lo que no deja de ser cuando menos bastante cómodo. El hecho es que don Taurino no volvió a dar golpe en la vida, como suele suceder a personas casadas con gente pudiente, pero provoca muchas envidias entre aquellos que tienen que salir diariamente a ganarse la vida, pero el beneficiado vive en un estado de bienestar -porque no es lo mismo que te digan “dame para el pan” que “toma para el pan”-, el hecho es que los favorecidos con esa situación, después de enjabonarse por la mañana ya acabaron con sus obligaciones vitales, lo que produce que vivan en un estado muy relajado.@enrigue_zuloaga
