Jueves, 18 de Abril 2024

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Caótica situación reinante

Por: José Luis Cuellar de Dios

Caótica situación reinante

Caótica situación reinante

El Gobierno del Estado de Jalisco cuenta con una red de albergues para menores de edad cuya situación familiar o de vida en la calle los expone a innumerables riesgos que les impide llevar una vida sin violencia y con apoyo educativo, la hostilidad reinante en hogares destruidos y la rampante violencia de la vida en la calle les puede, incluso, conducir a la muerte. El fenómeno por más que se niegue camina a la alza.

Hace algunos años a causa de reportes de malos tratos en el interior de los albergues se instituyó un organismo denominado “Sistema Vigía”, que como su nombre lo dice se encargaría de la supervisión de las normas que rigen en cada albergue, en el sistema vigía concurre el COPRISJAL (Comisión para la prevención de riesgos sanitarios) además de la Fiscalía del Estado. Si participa Fiscalía uno deduce que pueden ocurrir delitos.

En días pasados y por increíble que parezca se han tenido que clausurar alrededor de 10 albergues debido al exceso de castigos disciplinarios hechos contra los menores que ahí habitan. Vaya paradoja: contar con la oportunidad de vivir bajo un techo seguro, con alimentación cobijo y educación que permita al adolescente tener una mejor esperanza de vida para que finalmente sea tratado con el yugo de la violencia y la represión. Son de esos casos que habitan los oscuros espacios de la trágica ironía.

Según estadísticas confiables existen aproximadamente seis mil menores los que forman la población de los albergues, ¿se tendrá la cuenta de los que siguen siendo violentados en hogares y en calle? tremendo pendiente. Confunde la decisión a todas luces drástica de cerrar albergues en lugar de reorganizar tareas y seleccionar personal capacitado si por ahí está el obstáculo. Uno quiere suponer que el personal que atiende cada albergue cuenta con la preparación adecuada tanto en el campo docente como psicológico que garantice el armónico desarrollo, físico y mental de cada menor ahí asilado, sobre todo y por encima de todo que se lleven programas encaminados a la adopción de valores éticos y morales, recordemos que la violencia genera más violencia. Algunos carecen de familiares, otros son llevados por las propias familias pero en ambos casos la meta principal es la educación con miras a la reinmersión social, de otra manera pronto los albergues, con toda y pena, se convertirán en sucursales de las cárceles a las que erróneamente se les llama centros de reclusión y de rehabilitación. La creación de albergues es una medida de gran valor humanístico, una iniciativa justa y necesaria de alto sentido altruista que debe contar no solo con la participación del gobierno sino que habrá que extenderla a la sociedad en forma de apoyos económicos y de eventos así como a las universidades como recurso de servicio social.

Resulta inaceptable que un menor que huye de su casa para evitar maltratos físicos y mentales encuentre el refugio de un albergue donde inesperadamente aparece la disciplina a base de medidas violentas y castigos propios de centros psiquiátricos. Por lo pronto, el gobierno tiene la obligación de explicar porque el fulminante cierre de 10 albergues siendo que la razón que esgrime es la de excesivo abuso disciplinarios. ¿Y la comisión de derechos humanos? Bien gracias.

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