Jueves, 25 de Abril 2024

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Cambiar por cambiar

Por: Luis Jorge Cárdenas Díaz

Cambiar por cambiar

Cambiar por cambiar

Por gatopardismo se entiende todo aquello que se cambia no con la intención de mejorarlo, sino para que todo quede igual.

Esa es la política que está aplicando nuestro Presidente de la República. La eliminación de los Organismos Públicos Descentralizados, OPD, para dar cabida a otros organismos descentralizados con otro nombre, pero con funciones similares.

Tal es el caso del Seguro Popular que, de acuerdo con la Ley General de Salud, se encargaba de las acciones previstas en esta materia por los Regímenes Estatales de Protección Social en Salud (REPSS).

El Seguro Popular buscaba otorgar cobertura en salud por medio de un aseguramiento voluntario para quienes no tenían servicios en ninguna institución de seguridad social. En el año 2019 comenzó la transición hacia el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi)-El Seguro Popular consideraba 294 intervenciones médicas y 65 intervenciones correspondientes al Fondo de Protección Contra Gastos Catastróficos. En el año 2020 dejó de operar el Seguro Popular, pasando a la Secretaría de Salud con el auxilio del Instituto Nacional para el Bienestar (Insabi).

Con todos los defectos de los órganos gubernamentales por lo monstruoso de sus operaciones, el Seguro Popular tenía afiliados 57.3 millones que representan 40.6% de la población mexicana.

No obstante tratarse de una afiliación voluntaria, los beneficiarios contaban con una póliza de afiliación y conocían los servicios a los cuales podían acceder. Esto se reflejó en los hogares más pobres que resultaron beneficiados sin poner en riesgo su salud y su estabilidad financiera. Cabe aclarar que un porcentaje de los afiliados al Seguro Popular no recibió atención adecuada a sus padecimientos, porque no buscaban el servicio que necesitaban o por no estar disponible, así como los tiempos de espera o la lentitud en la entrega de medicamentos.

Por otra parte, conviene analizar las funciones del Consejo Nacional de Evaluación de Políticas de Desarrollo Social (Coneval) que, hasta donde se sabe, no ha desaparecido.

En tiempos normales la transición de un organismo que, mal que bien, está prestando un servicio que, sin ser de óptima calidad, en buena parte contribuye a la salud del pueblo, pero con la   pandemia de la contingencia sanitaria por la COVID-19, el sistema de salud se ve afectado y lo mejor habría sido que con motivo de esa emergencia hubiera seguido operando el Seguro Popular.

El lunes amanecimos con la noticia de que nuestro primer Mandatario está afectado con el coronavirus, por lo que nos damos cuenta de que no le sirvió el amuleto de la buena suerte que, además, no se ha vacunado y se contaminó por no seguir las normas más elementales que recomienda su vocero López-Gatell que son: mantener la sana distancia, usar el cubrebocas y procurar no salir más que para asuntos indispensables lo cual significaría la interrupción de algunos de sus programas como las conferencias mañaneras que, al estar enfermo, de todas maneras se van a suspender. Como nuestro Presidente es una caja de sorpresas, vamos a ver ahora con que cuento nos sale.

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