El paréntesis de la Fecha FIFA desubicó tanto a los simples aficionados como a los entendidos. Seguir, imperativamente, a “El Equipo de Todos”, obligó a desentenderse del equipo de cada quién… Fue curioso: los expertos, de ordinario muy hábiles para traer en la punta de los dedos -y de la lengua- los elementos de juicio adecuados para ponderar las perspectivas de cada partido que se programa (ubicación en la tabla, puntos ganados, puntos por disputar, puntos probables; esperanzas de alcanzar el objetivo de todos los aficionados, de todos los jugadores, de todos los equipos: clasificar para la “Liguilla”...), esta vez, para estar en la jugada, tuvieron que valerse de “acordeones”: la aplicación en el celular… o, más descaradamente, el periódico del lunes antepasado.*La Fecha FIFA exigía concentración absoluta. Victorias, como las que se consiguieron sobre Chile (y los fantasmas de aquella Copa América Centenario) y Paraguay, propiciaron el consenso aprobatorio, lo mismo del “Tri” que del nuevo técnico nacional. De no haber sido así, no habrían faltado quienes promovieran -ahora que están de moda- cartas de desagravio, quizá marchas y hasta cartelones en plazas públicas: “¡Regresa, Osorio; perdónanos…!”.*De regreso a la realidad -¿o de regreso al sueño…?-, se impone poner especial atención en partidos como el que “Pumas” y “Chivas” disputarán el domingo en el antiguo -pero aún vigente- estadio olímpico de la C. U. donde se escribieron algunas de las más celebradas gestas del Guadalajara “Campeonísimo”: aquellas series de penalties protagonizadas por Héctor Hernández y el “Tubo” Gómez (en la esquina de los técnicos), y Alberto Evaristo y Jorge Morelos (en la de los rudos), en un partido de campeones entre el de Liga, Guadalajara, y el de Copa, Necaxa (con el resultado previsible, por supuesto: gloria para los buenos, oprobio para los malos). O el desplante del “Tigre” Sepúlveda, al salir expulsado en un partido contra el América, hace 55 años (el 26 de abril de 1964, para ser exactos), arrancarse la camiseta, arrojarla al suelo, todavía en la cancha, y proclamar la ya mítica arenga: “¡Con esta tienen…!”.La logística -como se dice ahora- del viaje de las “Chivas” a la capital, las maniobras para evitar la presión sicológica derivada del contacto de los jugadores con los aficionados que proyectaban un “banderazo” en el aeropuerto, demuestran que aquellos, Señor Don Simón, fueron... “otros tiempos”.
