Viernes, 29 de Marzo 2024
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Alfaro lejano

Por: Pablo Latapí

Alfaro lejano

Alfaro lejano

Para nadie fue agradable que Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, fuera abucheado en un evento en  Puerto Vallarta en el que recibía al Presidente López Obrador.

No fue agradable para él, ni para quienes ven en Alfaro una personalidad política importante en la vida nacional, y una alternativa de cambio en Jalisco.

Es cierto que esto de abuchear gobernadores en presencia de López Obrador no es nuevo.

Se ha venido dando en prácticamente todos los estados que ha visitado el Presidente, incluso aquellos gobernados por su propio partido.

Para compensar los abucheos, a Alfaro le falto “su gente”, pero no sus correligionarios que lo apoyaron a grito partido cuando López Obrador estuvo en Guadalajara, sino ese muy respetable porcentaje de jaliscienses que por medio de las urnas lo llevaron a la gubernatura.

Detrás  de los abucheos, y más allá de que pudieran haber estado orquestados por  sus “adversarios”, como dijo él, se ve un hecho innegable: Alfaro no termina de hacer clic con sus gobernados y eso va creando una distancia entre él y sus seguidores.

Han pasado seis meses desde que tomó posesión, y se siente lejano a la vida de los habitantes del Estado.

Para ser la figura más relevante en este momento de Jalisco, y siendo éste uno de los estados más importantes del país, a Alfaro le hace falta presencia aquí en eventos de cercanía con la gente (su gente), y en coberturas de medios de comunicación que hablen de esa cercanía con la gente.

Alfaro, a diferencia de sus antecesores, decidió acabar con la práctica de repartir dinero en los medios de comunicación para garantizar su cobertura y presencia.  Algo totalmente plausible porque se prestaba a manipulaciones perversas, malos manejos y hasta chantajes de ambas partes.

Pero Alfaro fue más allá.

No busca a los medios tradicionales. La prensa, la radio y la televisión.

Le ha apostado a comunicar por las redes sociales, fundamentalmente sus cuentas de Twitter y Facebook, pero ya está visto que esa difusión es especializada y muy  limitada, porque obliga a los receptores a estar al pendiente de las cuentas del gobernador cuando las redes son un océano de informaciones diversas,  inundadas de contenidos de todo tipo, y donde hay líneas de información mucho más interesantes y atractivas que lo que de carácter institucional tenga que decir un gobernador.

Alfaro necesita a los medios tradicionales, y los medios necesitan a Alfaro.

Hace falta en televisión, radio y prensa esa presencia a la altura de alguien que, como él, se ha echado a la espalda la tarea de guiar un Estado de manera diferente en tiempos difíciles y en un entorno que cada vez se ve más complicado.

Necesita mostrarse públicamente como esa alternativa que eligieron los jaliscienses por encima del arrastre nacional de López Obrador y de los partidos tradicionales.

Está a tiempo.

Una buena política de acercamiento a los jaliscienses en los medios ayudaría, además, a atenuar esa imagen de enojo y pleito que parece caracterizarlo ya en casi todas sus intervenciones.

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