El arranque del gobierno de Enrique Alfaro está muy lejos de lo que se imaginaron él y sus colaboradores. Fueron muchos años de trabajo, de cálculos, de ir tejiendo alianzas y amarres, de confrontaciones y negociaciones. Lo lograron con creces, pero la circunstancia cambió radicalmente: una creciente inseguridad y un gobierno federal adverso han hecho que el gobierno no solo haya deslucido, sino que por momentos pierda el discurso y la identidad.Los niveles de aprobación del gobierno del estado en la encuesta de Consulta Mitofsky andan en 34 por ciento medido en septiembre, dos puntos más abajo que en el mes de agosto. La intención de voto también ha caído. De acuerdo con datos del propio gobierno del estado, en Guadalajara MC tendría en este momento 29 por ciento de las preferencias electorales contra 26 por ciento de Morena, solo tres puntos de diferencia frente a los ocho con los que ganaron la elección el año pasado y lejísimos del 50 por ciento que obtuvo Alfaro en 2015. En Zapopan la fotografía es más crítica. Si bien Pablo Lemus mantiene una buena aprobación y si él estuviera en la boleta ganaría con siete puntos, cualquier otro candidato los pone en una situación muy comprometida. Es cierto, Morena no tiene candidatos y como partido es una cascarón vacío, pero la marca esta fuertísima merced de la gran aprobación de López Obrador.En este contexto, y contrario a lo que hizo Alfaro en la elección del 2018, los naranjas comienzan ya a trabajar una alianza con el PAN. Para el gobernador tiene toda la lógica del mundo: generar gobernabilidad para la segunda mitad del sexenio es una prioridad. Todos los gobernadores después de la transición de 1995 han perdido el Congreso en el segundo periodo, con las consabidas complicaciones para gobernar. Tras una arranque tan complicado, asegurar las alianzas en el Congreso para la segunda mitad del sexenio no solo es recomendable sino una acción responsable.La pregunta es si en este contexto al PAN le conviene una alianza. Es muy probable que con un acuerdo político con MC obtenga más posiciones en el Congreso y en los municipios, pero difícilmente recuperará identidad de cara a los electores sin una propuesta propia. Dicho en otras palabras, lo que tiene que decidir Acción Nacional en Jalisco es si su prioridad es frenar a Morena en el estado o convertirse en una alternativa frente a MC en el 2024, que hoy por hoy no lo es.Si tuviéramos que apostar habría que poner las fichas en el casillero de la alianza y, si las cosas no empeoran demasiado en los próximos 18 meses, lo más seguro es que lograrán construir una mayoría de coalición. Lo que sigue en el aire es si habrá convocatoria para una nueva Constitución, esa famosa refundación que tanto prometen y poco explican.(diego.petersen@informador.com.mx)
