Cada año la revista mensual T -publicación de estilo y moda del The New York Times- publica en su última edición de la temporada las predicciones de los creadores de tendencias para el próximo año. Y en ella el pintor Adam Pendleton dice que “nos acercamos a la abstracción, por lo que predigo que Donald Trump va a ganar las elecciones y, cuando la gente busca algún tipo de válvula de alivio o medio para seguir adelante, no creo que lo hagan mirando un montón de pinturas figurativas. No tengo nada en contra del arte abstracto, pero me molesta tanto que un nuevo mandato de Trump podría encontrarse no con una reacción implacable, sino como un espejismo estético”. Una muy interesante interpretación en la combinación del arte con la política.Y es precisamente el personaje Donald Trump quien está metido -como a él le gusta- en medio de la tempestad por sus polémicos comentarios sobre los inmigrantes y sus planes a llevar a cabo en el primer día que llegue -como pretende- llegar nuevamente a la oficina Oval de la Casa Blanca. (Aunque el martes el Tribunal Supremo de Colorado decidió no permitirle presentarse en las elecciones primarias del próximo año en ese estado, al considerar que sus actos durante el asalto al Capitolio en Washington -enero 6, 2021- están catalogados como “insurrección” y eso lo inválida legalmente, camino que pudieran seguir otras entidades). El sábado pasado, durante un discurso en Durham, New Hampshire, “se fue con todo” en contra de los migrantes indocumentados, al decir que lo único que hacen “envenenan la sangre del país”, que encendió los focos rojos en muchos sectores de la sociedad, al hacer exactamente lo mismo que Adolfo Hitler, quien argumentaba repetidamente sobre la “contaminación de la sangre alemana, envenenada por los judios”, según recordó Jason Stanley, profesor de la Universidad de Yale y autor de varias publicaciones sobre el fascismo, quien además advirtió que el nuevo enfoque del discurso de Trump es “muy preocupante para la seguridad de los inmigrantes en los Estados Unidos”. Yo me preguntaría, fue un “error” táctico o consecuencia de una mente enferma.Chris Christie, exgobernador de New Jersey y quien disputa la nominación republicana a la presidencia a Trump, calificó el comentario hitleriano como “repugnante” por insultar de esa manera a personas de otras regiones del mundo.Pero la retórica de Trump en los últimos días ha sido extremista y provocadora. Solo hay que recordar la entrevista de hace unos días con la cadena Fox News, donde negó categóricamente que -en caso de llegar a la presidencia por segunda ocasión- fuera abusar de su poder, pero sí dijo que “solo sería dictador el primer día” o cuando citó con aprobación a Vladimir Putin al hablar sobre “la podredumbre del sistema político estadounidense, que no puede pretender enseñar a otros sobre la democracia”.Recientemente el diario español El País publicó un artículo titulado “Un peligro llamado Trump”, donde se señala que el expresidente “está dando rienda suelta a algunas de sus pulsiones autoritarias y su hipotético regreso a la presidencia se percibe como un riesgo para la democracia y para el papel de Estados Unidos en el mundo”, en donde además pone la disyuntiva de que “Donald Trump puede acabar el 2024 con un pie en la Casa Blanca o con un pie en la cárcel. Incluso con un pie en cada lado”. Por eso es bueno poner en perspectiva lo que la revista T de The New York Times señala en su artículo de pronósticos, donde recuerda que “La obsesión por la política que se apoderó del país durante su administración no fue sostenible ni saludable. (Y se dirige a los votantes estadounidenses). Pero si no quieres una repetición aún más fea y desesperada de esos años, ahora es el momento de actuar”. (Esta última recomendación también se puede aplicar aquí en México).¿Usted, qué opina? Daniel Rodríguezdaniel.rodriguez@dbhub.net