Viernes, 29 de Marzo 2024
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AMLO según Maquiavelo

Por: Cesáreo Escobedo

AMLO según Maquiavelo

AMLO según Maquiavelo

A casi 500 años de su fallecimiento, las ideas de Nicolás Maquiavelo no dejan de sorprendernos por su aplicabilidad, frialdad y alcances. Dentro de las célebres frases del filósofo político podemos encontrar una serie de semejanzas con quien él definiría como nuestro actual “príncipe”: Andrés Manuel López Obrador.

En un primer momento, veamos la siguiente frase: “Quien desee un éxito constante debe cambiar su conducta con los tiempos”. Fueron años y años de campaña los que le dieron a López Obrador la oportunidad de leer los tiempos en las elecciones de 2018. Supo leer como nadie el declive del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y consolidó el poder de un nuevo partido político por medio de su discurso equitativo y de esperanza.

En segundo término: “Dado que el amor y el miedo difícilmente pueden existir juntos, si debemos elegir entre ellos, es mucho más seguro ser temido que amado”. Este es un punto que nadie maneja mejor que López Obrador. Cuenta con el amor de millones de seguidores que lo defienden a morir. Lo interesante en el caso es que muchos de sus detractores le temen, considerando su gran influencia y las mayorías abrumantes que maneja su partido en el sector público. Es amado por muchos y temido por más.

Otra frase de Maquiavelo aplicable a nuestro actual Presidente, es la siguiente: “El león no puede protegerse de las trampas y el zorro no puede defenderse de los lobos. Uno debe ser, por tanto, un zorro para reconocer trampas, y león para asustar a los lobos”. Parece que nuestro gobernante no es ni zorro ni león. No pudo asustar al crimen organizado contando con 279 mil miembros en las fuerzas armadas y no pudo reconocer la trampa de lo que representaría para su imagen los hechos recientes suscitados en Culiacán.

Finalmente, Nicolás Maquiavelo alguna vez dijo: “No se puede evitar la guerra, sólo se puede posponer en beneficio de tu enemigo”. Esta frase es difícil de interpretar, pues aparentemente no sabemos si actualmente la delincuencia organizada es enemigo o amigo de nuestro Estado. Considerando, ceteris paribus, que fungen como enemigos, lo único que hizo López Obrador por medio de su decisión en Culiacán fue fortalecer a la delincuencia organizada, debilitar su propia imagen y posponer el conflicto.

Para bien o para mal, nuestro “príncipe”, como cualquier otro jefe de Estado en el mundo, sigue sujeto a las frases y lecciones de Nicolás Maquiavelo. Muchas de las recomendaciones del filósofo político las cumple a la perfección y muchas las ignora por completo. Sigue siendo muy pronto para analizar su desempeño global como Presidente, pero, en todo caso, esperemos que el fin de López Obrador justifique sus medios.

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