Martes, 19 de Marzo 2024

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2018: el pico de la guerra en Jalisco

Por: Rubén Martín

2018: el pico de la guerra en Jalisco

2018: el pico de la guerra en Jalisco

Ya es oficial: 2018 pasa a la historia como el año más violento de la historia reciente de Jalisco. En 2018 hubo 56% más homicidios que el año anterior. El año pasado se cometieron dos mil 446, cuando en 2017 (un año también récord) ocurrieron mil 580. Cada año supera al anterior. En 2016 se cometieron mil 288 crímenes violentos y mil 143 en 2015.

Las estadísticas de muertes violentas en Jalisco confirman que es una guerra que libran y se libra contra varones jóvenes: 87% de los dos mil 446 asesinatos el año pasado fueron de varones de 18 años, pero exponencialmente, los asesinatos de mujeres crecieron 72%. En 2017 murieron violentamente 127 mujeres y el año pasado 218, como resaltó Juan Levario (NTR Guadalajara, 22 enero 2019).

Otro dato significativo es el uso de las armas de fuego como artefacto predominante para matar en esta guerra: dos de cada tres muertes violentas cometidas en Jalisco en 2018 fueron por armas de fuego.

Los asesinatos de 2018 indican que hubo una tasa de homicidios de 24.5 por cada 100 mil habitantes, lo que según parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) coloca a Jalisco en una situación de “epidemia de homicidios”; la OMS califica como “epidemia” la tasa de 10 muertes violentas por 100 mil habitantes.

De modo que 2018 rompe récord como el año con más muertes violentas, pero también en desaparición forzada. Hasta el mes de septiembre se reportaron mil 860 personas desaparecidas, según datos de la Fiscalía General obtenidos por el Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (Cepad). En septiembre se reportaron 10 desapariciones por día. Si se hubiera mantenido ese ritmo, a fines del año se tendrían cerca de dos mil 700 desapariciones, por lo que el año pasado es también el que más desapariciones registra en la historia de la Entidad.

Este ritmo espantoso de la guerra se completa con otros procedimientos ominosos para completar la tarea de la muerte, como son los centros de exterminio y las fosas comunes, de las cuales varias fueron descubiertas en la Zona Metropolitana de Guadalajara, y algunas en fincas abandonadas en colonias o fraccionamientos de la periferia.

Este hecho muestra, además, que la mayoría de los caídos son personas de barrios empobrecidos, más allá de la explicación automática de las autoridades de que se trata de una pelea por las plazas y el territorio.

No será difícil recordar 2018 como el año más intenso de la guerra en Jalisco, pues ocurrieron episodios de violencia organizada que conmocionaron a una parte de la sociedad, como las desapariciones masivas ocurridas al arranque del año y varias masacres con múltiples víctimas cometidas en todas las zonas de metrópoli: desde la Avenida Chapultepec hasta el Cerro del Cuatro.

2018 también sacó a las calles a miles de jaliscienses a protestar en contra de esta guerra, especialmente en la coyuntura de la desaparición de los tres estudiantes de cine. Pero no fue suficiente. No se logró conformar un movimiento social y político que pare la guerra y esta violencia organizada que proviene tanto de grupos privados como de las fuerzas estatales. Crear esa fuerza social para detener esa guerra es una tarea política pendiente, quizá la más importante de todas. 

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