El desempeño del Guadalajara en el segundo tiempo del partido del sábado dejó en el paladar de los espectadores y en la memoria de sus simpatizantes la convicción de que las “Chivas” habían jugado esa noche su mejor partido del actual Torneo de Apertura. Las complicaciones que aparecieron en los últimos diez minutos, a raíz de la expulsión de Pizarro, y la vergüenza profesional exhibida por los diez jugadores que se quedaron en el campo, demostraron que por corazón no quedaría; que aunque dependieran de una auténtica proeza, los rayados, para conseguirla, tenían lo que es fama que se le pone al rompope…El infortunio de Salcido, al clavar en su propia portería el gol con que se escribiría la historia, se recordará por mucho tiempo como una de las más groseras paradojas en la historia del “Rebaño Sagrado”: después de haber sido uno de los mejores jugadores de su equipo —autor, incluso, del gol que lo levantó de la lona, por no decir que lo sacó del hoyo—, la veleidosa diosa Fortuna tuvo a bien conferirle a Carlos el nada envidiable papel de chivo expiatorio.*Como quiera, cuando los goles y la suerte estuvieron de su lado, el Guadalajara tuvo resultados… y los redondeó con la conquista del título. Sin goles y sin suerte, los rayados fueron pálida sombra, triste caricatura, lamentable remedo del cuadro campeón del torneo anterior.*Si el Guadalajara perdió, como local, un partido que estaba obligado a ganar para intentar enderezar el barco que comenzó a zozobrar desde el arranque del certamen, el Atlas, anoche, ganó como visitante. Y aunque las estadísticas pudieran demeritar el resultado, al consignar que el Santos Laguna lleva casi seis meses sin ganar como local, el triunfo, amén de ser meritorio, deja el beneficio de aliviar la presión de los rojinegros, por aquello de la amenaza del descenso… y, adicionalmente, reanima el buen deseo de buscar el boleto para la “Liguilla”, aun a sabiendas de que muy probablemente lo harían en calidad de simples extras, dado que los roles protagónicos, por lo que se infiere, ya están asignados a los dos equipos que por ahora están partiendo el queso.En efecto, salvo Monterrey y América, que parecen estar hechos de otra madera y tienen a su favor el argumento de los resultados, “todos los demás —como luego dicen—… son japoneses”.
