Martes, 21 de Mayo 2024

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- "Otros datos"

Por: Jaime García Elías

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Queda un consuelo: que el Presidente López Obrador tiene “otras cifras”…

-II-

Cifras que no concuerdan, por ejemplo, con las de los analistas del Banco de México (BdeM) -oficial… aunque, ciertamente, reminiscencia del “Prian” y herencia de los hoy por hoy satanizados regímenes “neoliberalistas”-, en el sentido de que ni siquiera en los próximos diez años las tasas de crecimiento económico del país podrán alcanzar cifras superiores al dos por ciento. Ni concuerdan, tampoco, con que “la incertidumbre por las políticas inciertas” y la preocupación social generalizada por la inseguridad pública “son obstáculos para la economía”.

Es probable que esas “otras cifras” desmientan asimismo las previsiones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), según las cuales las expectativas de crecimiento económico para México serán de 1.6% para este año y de 2% para 2020. Tampoco avalarán las apreciaciones de que “a pesar del aumento del gasto social -las dádivas institucionalizadas por la actual administración-, la pobreza y la desigualdad son grandes en México”; de que no hay “igualdad de oportunidades” para que mujeres -más de la mitad de la población- y pueblos indígenas hagan frente a “la gran disparidad en bienestar”, o de que en el país “persiste una gran informalidad, que impide  que crezcan la productividad y la capacidad fiscal para proveer servicios públicos mejores (en temas como seguridad, salud y educación, por ejemplo) y una mayor redistribución”.

-III-

No es que las previsiones del BdeM y la OCDE sean catastrofistas… aunque el contraste con el discurso presidencial es evidente.

No es que las previsiones del BdeM y la OCDE sean catastrofistas… aunque el contraste con el panorama de color de rosa del discurso presidencial en las consabidas “mañaneras” (“vamos muy bien en la economía, en la política, en lo social: requetebién…”) es evidente.

Faltaría que se aclarara si a esos organismos se les considera “adversarios” del régimen; si también ellos “están apostando a que nos vaya mal, un día sí y al otro también”… Y que se aclarara, de paso, por qué un gobernante tilda de adversarios (es decir, contrincantes, antagonistas, rivales, enemigos) a sus críticos, si éstos, en los países civilizados y en las auténticas democracias, son vistos y escuchados con respeto, por cuanto representan a un sector pensante de la sociedad, porque sus apreciaciones son estimables, aunque no siempre sean acertadas -nadie, en este mundo, es dueño de la verdad absoluta-… y porque los hechos, con mucha frecuencia, a despecho de los “otros datos” de quienes toman las decisiones, les dan, al cabo, la razón.
 

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