Jueves, 28 de Marzo 2024

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- Oro y baratijas

Por: Jaime García Elías

- Oro y baratijas

- Oro y baratijas

Más allá de las interpretaciones románticas, platónicas, que quieran dárseles, las elecciones, en una democracia, parten de una premisa absolutamente pragmática: la que se condensa en la locución latina “do ut des”. La frase significa, literalmente, “doy para que des”, y debe interpretarse como un compromiso tácito de reciprocidad entre elector y candidato…, o, más ampliamente, entre la ciudadanía en pleno –considerando que las elecciones se ganan por mayoría de votos— y el Gobierno entrante: te doy el voto, hoy, aunque la historia me reproche tamaña ingenuidad, porque creo que te esforzarás, mañana, por cumplir las promesas que repartiste generosamente –muchas veces con prodigalidad excesiva— durante las  campañas.

-II-

A seis semanas –contadas desde ayer— de “la madre de todas las encuestas” en puerta, más allá de los consabidos (inseguridad, corrupción, pobreza...), un tema dominante tiene que ver con los migrantes. No sólo porque leyes y mecanismos se han adecuado al efecto de que los mexicanos residentes en el extranjero ejerzan el derecho de participar, vía comicios, en las grandes decisiones nacionales, sino por su significativo peso específico, tanto en lo social como en lo económico.

¿Qué ofrecen los gobiernos mexicanos a los connacionales que emigran…? Si la inmensa mayoría busca afuera el acceso al mínimo de condiciones de vida decorosas que la dolorosa realidad de su propio país les regatea, ¿qué proyectos viables hay, en los discursos de campaña en curso, orientados a revertir esa situación?... Lo ideal no es negociar con los gobiernos de los países hacia los que emigran nuestros desterrados –Estados Unidos, principalmente— para que, en un gesto de magnanimidad (como el que México no siempre tiene con los migrantes de los países centroamericanos que pasan por aquí en tránsito hacia “el sueño americano”), les den acceso a salud y educación, y respeten sus derechos humanos. Lo ideal sería que aquí mismo se les otorgara un mínimo de garantías en ese sentido.

Si se trata de incrementar, a través de las delegaciones consulares, los apoyos a los mexicanos residentes en el extranjero para que no se les discrimine ni se les ofenda de manera sistemática, ¿cómo creer que eso será posible, si aun para quienes residen en México las oportunidades laborales escasean, la administración de la justicia “pronta y expedita” se limita a ser un buen deseo, y la discriminación por motivos económicos o étnicos es una constante…?

-III-

En la versión mexicana del “do ut des”, el convenio tácito de la fórmula se traduce ordinariamente en un trueque: el oro del voto, a cambio de los espejitos, lentejuelas, chaquiras y demás baratijas de la palabrería de las campañas… (Salvo prueba en contrario, desde luego).

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