Puede ser, en efecto, que si no se aplica a plenitud la hipotética fuerza del Estado para combatir la corrupción y perseguir al delito como desearían los mexicanos que coinciden en la “percepción” de que la inseguridad es el mayor problema del país, la explicación se encuentre en una de las frases con que, al inicio de su administración, el Presidente López Obrador condensó su filosofía en esa materia. Fue cuando declaró que su fuerte “no es la venganza, sino el perdón”. Fue cuando dijo que combatir la corrupción sería su prioridad… pero perseguir a los corruptos crearía inestabilidad política, y que si se procesara a quienes en los regímenes anteriores incurrieron en esas prácticas, “tendríamos que empezar con los de mero arriba (…); no habría juzgados ni cárceles suficientes para procesarlos (…); meteríamos al país en una dinámica de fractura, conflicto y confrontación…”.-II-Quizás, en efecto, porque no habría juzgados para procesar ni cárceles para recluir a los autores de la docena de bloqueos carreteros, incendio de trailers y daños a varios automóviles particulares, el martes en los accesos carreteros de varias ciudades de Guanajuato, presuntamente realizados por un grupo criminal, sus autores no fueron perseguidos, combatidos y detenidos, y ni siquiera han sido identificados.Por contraste, de Estados Unidos, al día siguiente -ayer-, llegaba la noticia de que, una operación de la agencia antidrogas del Gobierno norteamericano -la DEA-, calificada de “gigantesca”, culminó con la captura de 200 presuntos integrantes del Cartel Jalisco Nueva Generación. El reporte de la agencia señala que en seis meses logró “más de 700 detenciones, 350 procesos y significativos decomisos de dinero y drogas”.En México, en ese mismo rubro, el caso más sonado no redundó en la detención de prominentes narcotraficantes ni en el decomiso de dinero, armas o drogas… Por el contrario: el tristemente célebre “culiacanazo” de octubre pasado derivó en la liberación de un presunto narcotraficante -hijo del “Chapo” Guzmán- a raíz de una serie de balaceras desatadas por sus secuaces, y culminó con la declaración presidencial de que, más allá de la torpeza o insuficiencia del personal al que se encomendó el operativo, la decisión se tomó para evitar un baño de sangre en que pudo haber víctimas inocentes… como, evidentemente, no hubo en los de la DEA.-III-De donde se desprende que hay dos maneras de aplicar la ley y combatir el delito: una, bien; otra, mal…
