Viernes, 19 de Abril 2024

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- Narcisismo

Por: Jaime García Elías

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Paco Stanley -que en gloria esté- lo repetía, cantando, como chiste: “Qué bonito soy, qué bonito soy, cómo me quiero; sin mí me muero...”. Otros (“de cuyo nombre...”), en cambio, haciendo del narcisismo su bandera, dicen lo mismo, o casi..., pero en serio.

-II-

“El narcisismo -nos ilustra Wikipedia- es el amor que se dirige un sujeto a sí mismo. Alude al mito de Narciso, que se ahogó al intentar besar su propia imagen reflejada en el agua (...); el narcisismo puede también manifestarse como una forma patológica extrema (...), en que el paciente sobreestima sus habilidades y tiene una necesidad excesiva de admiración y afirmación”.

En el narcisismo hay grados. Hay, por ejemplo, el narcisista perverso. Psico.mx (IX-30-19), revista de sicólogos en línea, señala que  “la característica que más distingue al perverso narcisista, es que detesta el fracaso, se cree  poderoso y por ello (...) utiliza a los demás para conseguir sus propósitos”. Añade que “son seres egoístas a quienes no les importa pasar por encima de alguien (...) con tal de lograr sus ambiciones. No obstante, cuando fracasan, ellos jamás tendrán la culpa; se escudan con los demás (...), aunque bien saben que su fracaso se debe a ellos mismos y no a los demás como quieren hacer creer”.

“Una característica muy particular de las personas perverso narcisistas -agrega el texto-, es que el mal que generan en las demás personas, lo hacen inconscientemente. Está en su naturaleza, ya que no saben cómo relacionarse con las demás personas. Sucede porque en el pasado pudieron sufrir un trauma, y ahora buscan sobre todas las cosas proteger su pequeña autoestima”.

-III-

Así como la intolerancia a la frustración -muy común en los niños- es señal de inmadurez de la personalidad, la intolerancia a la crítica es señal de incompetencia para determinadas actividades; la de gobernar, por ejemplo, ya que ésta, por su propia naturaleza, debe estar sometida al escrutinio público, y expuesta, por tanto, a la crítica, entendida como la acción de “juzgar las cosas, fundándose en los principios de un arte o ciencia”.

Aunque también la crítica puede ser perversa y también el crítico puede equivocarse, vale señalar que “La prensa está para vigilar y cuestionar al poder; no para aplaudirlo”.

Además, aun suponiendo que sus quejas fueran justas, un gobernante debería hacer suyo el proverbio: “Si te vas a detener a tirar piedras a todos los perros que te ladren, ni llegarás lejos... ni encontrarás suficientes piedras”.

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