No lo dice ningún manual de periodismo, pero decían los viejos maestros del oficio que “es más noticia un perro muerto en la esquina de tu casa, que una guerra que ha dejado miles de muertos del otro lado del mundo”.-II-El aserto viene al caso por una de las notas (“a falta de pan, buenas son cemitas...”) más socorridas de los últimos días, a nivel casero: la “intervención” del Ayuntamiento, Protección Civil, el DIF y otras dependencias, en una finca de la Colonia Jardines del Bosque.Escuela durante muchos años, abandonada por sus propietarios, la finca se convirtió, si no en “guarida de vagos y malvivientes” como suele decirse en casos similares, sí, al menos, en refugio de parias, migrantes e indigentes. Ello dio pie, desde hacía dos años, por lo menos, a quejas de los vecinos por las conductas y actitudes de sus ocupantes. Las más notorias, el ostensible desaseo, los malos olores, la probable acumulación de basura en el interior, y las condiciones propicias para la generación de fauna nociva.Fue hasta que un medio de difusión las recogió, la semana pasada, que la “h.” autoridad tuvo a bien tomar, por fin, el lunes pasado, cartas en el asunto. Para efectos mediáticos, se adornó aludiendo tanto a “rondas de vigilancia” de inspectores y policías como a “indicaciones puntuales” del presidente municipal en persona, para realizar la “intervención” señalada. Sus consecuencias fueron, por una parte, la “invitación” a 19 de sus ocupantes para alojarse en un albergue del municipio y someterse a exámenes médicos; por la otra, el “saneamiento” de la finca. Las notas de prensa (EL INFORMADOR, VII-22-20) refieren que, en dos días de trabajos en que participaron 200 personas, se retiraron 700 toneladas (subrayémoslo: no siete; no setenta: ¡700 toneladas!) de basura.-III-Por supuesto, no faltaron, en las inefables redes sociales, reacciones adversas; algunas recriminaron a las autoridades -aunque actuaron al cabo de años y felices días de demandas de los vecinos- “porque se trata de una colonia de gente acomodada”; otras señalaron que seguramente en la Zona Metropolitana de Guadalajara hay decenas de fincas en condiciones similares.Lo primero de ninguna manera demerita la pertinencia de las medidas que se tomaron. Lo segundo implica el compromiso ciudadano de elevar esas denuncias a la autoridad -o a los medios, como fue el caso-... y el de la propia autoridad para hacer su chamba.¡Para que se note que hay gobierno, en una palabra...!
