Jueves, 28 de Marzo 2024

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- ¿Cuál crisis…?

Por: Jaime García Elías

- ¿Cuál crisis…?

- ¿Cuál crisis…?

Crisis, lo que se dice crisis, la del pueblo en que se habilitó un nuevo cementerio, y para efectos de la inauguración no había –perdón por la expresión— un triste muerto. Descartada en sesión de cabildo, por mayoría de votos, la moción de matar a un vecino para proceder a la ceremonia programada, se optó por conseguir que una familia del pueblo aledaño donara gentilmente su difunto, a cambio de regalarle el lote, pagar el ataúd, las coronas y el café… Lo que fuera, con tal de no suspender la fiesta.

-II-

Por “crisis forense”, en estas “tierras de Dios y de María Santísima”, para efectos oficiales, debe entenderse –por lo que se infiere de las declaraciones “al más alto nivel”— que el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) no alcance niveles de saturación inmanejables.

La nota “tranquilizante” (EL INFORMADOR, IX-18-19, p. 6-A) refiere que “tenemos espacios suficientes para evitar que haya un problema como el que se vivió en el Gobierno anterior”: el que se manejó almacenando centenares de cadáveres en los tristemente célebres “tráilers de la muerte” que durante semanas circularon por diversos rumbos de la ciudad. Para confirmar que “no hay ningún riesgo de ninguna crisis por una sobresaturación” de cadáveres, se puntualizó que “aún hay 87 espacios para (sendos) cuerpos”.

-III-

En la Zona Metropolitana de Guadalajara se registran, en promedio, cuatro homicidios al día. Suponiendo –mera suposición— que sólo un cadáver llegara diariamente al IJCF, no habría saturación… en lo que resta del año.

La cuestión –que dijera Hamlet— es que tener espacios para almacenar los restos humanos que diariamente se recogen en la vía pública o se encuentran en fosas clandestinas, no significa que no haya una notoria, alarmante, escandalosa –y lo peor: incontenible— crisis de violencia.

En otra nota (ibid., p. 1-A) el fiscal del Estado señala que, en lo que va del año, las autoridades han encontrado 123 cuerpos –muchos de ellos mutilados, desmembrados, lo que habla de una práctica metódica, propia no de delincuentes ocasionales sino de bandas criminales— en 27 fosas clandestinas.

Falta saber, de los más de mil asesinatos ocurridos en Guadalajara y anexas en ese lapso, cuántos se han resuelto; es decir, en cuántos se ha identificado a las víctimas, determinado los móviles, e identificado, detenido y procesado a los autores.

Esa, la de la impunidad –por definición, “incapacidad de la autoridad para castigar acciones que lo ameritan”—, es la verdadera crisis.
 

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