Viernes, 19 de Abril 2024
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Vetagrande, color y amor desbordante

Esta localidad de Zacatecas ofrece al viajero un espectáculo único,así como una experiencia artística que acaricia lo divino

Por: Francisco González

Vetagrande se une durante el Jueves Santo en una tradición que, si bien es reciente, está bien arraigada. EL INFORMADOR/F. González

Vetagrande se une durante el Jueves Santo en una tradición que, si bien es reciente, está bien arraigada. EL INFORMADOR/F. González

El poder de la fe. La anilina le brinda al aserrín colores brillantes, con lo que a su vez se constituyen los tapices. EL INFORMADOR/F. González

El poder de la fe. La anilina le brinda al aserrín colores brillantes, con lo que a su vez se constituyen los tapices. EL INFORMADOR/F. González

Lejos de amilanarse bajo el inclemente Sol, los habitantes de Vetagrande lucieron confiados y hacendosos. EL INFORMADOR/F. González

Lejos de amilanarse bajo el inclemente Sol, los habitantes de Vetagrande lucieron confiados y hacendosos. EL INFORMADOR/F. González

El tapiz comienza a armarse bajo el rayo del Sol, para evitar que los vientos vespertinos lo maltraten. EL INFORMADOR/F. González

El tapiz comienza a armarse bajo el rayo del Sol, para evitar que los vientos vespertinos lo maltraten. EL INFORMADOR/F. González

Todos participan. Niños, padres y adultos mayores toman parte en las actividades. EL INFORMADOR/F. González

Todos participan. Niños, padres y adultos mayores toman parte en las actividades. EL INFORMADOR/F. González

Cada tapiz puede tomar hasta 4 horas para ser terminado. EL INFORMADOR/F. González

Cada tapiz puede tomar hasta 4 horas para ser terminado. EL INFORMADOR/F. González

Un viaje que se planea siempre se disfruta, pero de vez en cuando, se vale darle un “golpe al timón” y cambiar la ruta pensada. Adentrarse en senderos no contemplados para permitir el asombro. Hacer esto puede convertir un día común en una experiencia espectacular, tal como me ocurrió al visitar Vetagrande.

A 11 kilómetros de Zacatecas capital, Vetagrande es una localidad pintoresca (cabecera del municipio del mismo nombre), cuya geografía se extiende por calles sinuosas que suben y bajan al capricho del terreno. A lo lejos se distingue el Templo del Calvario, que observa desde las alturas el resto de la traza urbana, acariciando el cielo y ofreciendo al mismo tiempo una postal muy peculiar de un pueblo que parece suspendido en el tiempo.

La primera vez que quien escribe estas palabras visitó esta pequeña localidad fue para descubrir Taller Vetagráfica, del artista Alberto Ordaz, incansable promotor cultural de la región. Ahora el motivo fue tan artístico como divino, pues la oportunidad de caminarlo fue el pasado Jueves Santo, día en que todos los habitantes de Vetagrande muestran su devoción, unión y talento decorando las calles del pueblo con tapices de aserrín.

Los tapices solamente se realizan ese día, el único del año; además de que por la noche se borran. No habría otra oportunidad para conocer esta faceta de Vetagrande, así que todos los planes de viaje cambiaron y apuntaron en dirección a este bello rincón zacatecano.

Un suspiro de fe

¿Qué tiene de especial? Lo primero es que la expresión “todos los habitantes” no está escrita en este texto a la ligera. Adultos mayores, hombres y mujeres en la flor de la vida y niños salen desde el mediodía y hasta que se oculta el Sol, para trabajar en el tapiz que habrá de decorar su trecho de calle. Todos sonrientes, todos laboriosos, unos con las manos pintadas de anilina de múltiples colores, otros con un gis o piedra marcando en el suelo las figuras que habrá de llevar el tapiz. Las dos calles principales, que ese día permanecen cerradas al tránsito vehicular, se llenan de almas, de sudor y de esfuerzo. Observar a toda una comunidad unida en una misma actividad es un espectáculo sobrecogedor y (tristemente) cada vez menos común.

El aserrín se coloca en enormes recipientes con anilina y agua, para ser “montado” sobre el asfalto de forma cuidadosa e ir configurando los tapices, que lentamente se vuelven dibujos y figuras referentes al catolicismo y en especial a la Semana Santa y Pascua. Corazones, cáliz, árboles de la vida, flores, palomas, cruces, la figura de Jesús o la Virgen María son algunos de los más comunes, aunque cada familia le brinda un toque muy particular. Cada obra puede tomar hasta 4 horas para considerarse concluida, aunque no es el punto final.

Una vez montado el tapiz de aserrín, se debe de mojar cuidadosamente, pues al secarse, el aire puede “levantarlo” y acabar con la pieza artística en un parpadeo. Por la noche se lleva a cabo una silenciosa procesión sobre los tapices que forman un sendero, marchando sobre ellos los habitantes del pueblo que llevan imágenes de Cristo y la Virgen. A lo largo del camino se montan siete altares en dónde se expone al Santísimo y se llevan a cabo rezos. Es así, en un ambiente de profunda fe y amor, que cumplen así, su efímera y bella existencia.

Será el Jueves Santo de 2023 cuando esta experiencia se repita, con otros diseños, ojalá que más sonrisas y sin duda con la esperanza de que más manos ayuden a crearlos.

Las raíces

La tradición de hacer tapetes de aserrín en Vetagrande tiene más de 15 años (salvo 2020 y 2021, que se suspendió por motivos de la pandemia). Cuentan los lugareños que fue el padre Manuel Berumen Quezada quien animó a la comunidad católica del lugar a celebrar los Días Santos de una forma diferente. El primer año se hizo con pétalos de flores, pero a partir del segundo y hasta hoy se optó por el aserrín, que es más asequible para las familias, aunque no es el único material, pues algunos optan por usar también tierra, ceniza o flores para redondear su tapiz.

Un viaje que se planea siempre se disfruta, pero de vez en cuando, se vale darle un “golpe al timón” y cambiar la ruta planeada. Adentrarse en senderos no contemplados para permitir el asombro. Estas palabras nacieron gracias a caminar Vetagrande, de sus calles onduladas, sus murales urbanos, el arte que la rodea, la intensa fe en su viento, de la sonrisa y calidez de su gente y de los colores que siembra en el alma.

¿Dónde me quedo?

Zacatecas capital tiene múltiples opciones de hospedaje para todos los presupuestos. Una recomendación, por su ubicación céntrica, historia y sobre todo excelente servicio, es Hotel Misión Argento Zacatecas (Av. Hidalgo 407), que forma parte del paisaje de la metrópoli y se ha vuelto un indispensable para el viajero, ya sea que lo haga en solitario, en pareja o familia. Si te quedas, prueba su desayuno buffet, que es una maravilla.

Este recinto ofrece magníficas postales del Centro. Por ejemplo, las habitaciones con balcón te permitirán disfrutar de una espléndida vista de la Bufa y de la Catedral Basílica de Zacatecas. En la página hotelesmision.com.mx encontrarás más información del hotel, las amenidades que ofrece y la posibilidad de reservar.

¿Cómo llegar?

Desde Zacatecas capital toma la vialidad Manuel Félguerez y luego un tramo de la carretera federal 155. Encontrarás los señalamientos de Vetagrande y llegarás en aproximadamente 15 minutos.

Vetagrande es caminable, pues sus calles son estrechas.

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