Imaginemos un escenario hipotético: Clara camina por la calle y se topa con Miranda, una conocida a la que no ve desde hace años, Clara es efusiva y de inmediato exclama palabras de alegría, sin embargo, aunque la alegría de Miranda en evidente, habla en voz muy, muy baja. ¿Por qué? ¿Qué puede revelarnos acerca de su carácter, la forma en que una persona modula su voz? Hay que recordar que el tono de voz constituye una herramienta sumamente eficaz en la comunicación, aunque en múltiples ocasiones se utiliza de manera inconsciente y podría llevar a ciertas interpretaciones. En un contexto donde las personalidades extrovertidas tienden a prevalecer en las interacciones, las personas que optan por hablar de manera sistemáticamente baja atraen la atención. La psicología ha identificado varios significados asociados a la conducta de hablar en voz baja: bien como un indicador de timidez o de ansiedad socialDe acuerdo con el portal especializado, Sumédico, este patrón de conducta frecuentemente se origina en la infancia, especialmente en entornos donde el niño fue criticado por expresarse. De manera interesante, un estudio realizado por la Universidad de Stanford reveló que los individuos con ansiedad social tienden a subestimar el volumen de su propia voz, creyendo que hablan más alto de lo que realmente lo hacen. En situaciones extremas, este comportamiento puede venir acompañado de evitación del contacto visual y una postura encorvada.Las víctimas de abuso emocional o físico a menudo desarrollan un habla susurrante como consecuencia de su experiencia. En contextos de violencia, la tendencia a "hacerse pequeño", lo que incluye modular la voz, ha sido adoptada como una estrategia de supervivencia.Los psicólogos sugieren que si este comportamiento se presenta de manera repentina en adultos, podría ser indicativo de depresión o trastorno por estrés postraumático.Algunas personas utilizan un volumen bajo de forma estratégica, lo que obliga a los demás a acercarse físicamente o a ofrecerles atención exclusiva. Los terapeutas familiares han observado este fenómeno en dinámicas donde un miembro busca constantemente ser "rescatado". En el ámbito laboral, puede interpretarse como una táctica pasivo-agresiva en entornos competitivos. Sin embargo, rara vez podemos aplicar el mismo significante a todos los entornos, por ejemplo, en culturas como la nipona, es señal de buena educación que una persona hable suave. ¿Qué nos evidencia esto? Que el contexto sociocultural siempre cambiará las interpretaciones conductuales de las personas. *Mantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de WhatsApp. AO