Sábado, 04 de Mayo 2024
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Porsche GT3: Para cuando puedes elegir

Experimentamos dos formas muy distintas de disfrutar un Porsche

Por: Sergio Oliveira

Porsche GT3 y Cayenne Turbo GT. ESPECIAL

Porsche GT3 y Cayenne Turbo GT. ESPECIAL

Hay autos para todos los días, para casi todos los momentos, para varios miembros de la familia y su equipaje. Así son los coches de la gran mayoría de nosotros. Pero cuando un amante de los autos ya puede darse el lujo de elegir algo que no necesita pero le gusta, el abanico se cierra un poco pero la diversión y calidad aumentan exponencialmente. Porsche está ahí para eso.

Con la Cayenne Turbo GT, sólo disponible con carrocería coupé, se tiene un vehículo mucho más capaz para todos los días, con el espacio y la altura de una SUV, que tanto gusta, los acabados de Porsche y un motor V8 turbo con 640 HP que la llevan a 100 km/h en tan sólo 3.3 segundos. Puedes viajar a 300 km/h pero si no estás en una autopista perfecta, mejor no hacerlo. En México, arriba de 200 km/h, ya sientes la suspensión flotar un poco, aunque la ajustes para modo “pista”. Pese a esto, la carretera es el lugar ideal para usar la Turbo GT. La aceleración brutal hará que incorporarse o rebasar sea un juego de niños. En ciudad, sin embargo, un par de detalles exigen sacrificios. Uno son las llantas montadas sobre rines de 22 pulgadas con perfil 30, que hacen más dura la experiencia de pasar por los escasos baches. La otra es que los frenos de cerámica, cuando están fríos, rechinan mucho.

Cayenne Turbo GT. Un vehículo disponible con carrocería coupé. ESPECIAL
Porsche GT3. Este vehículo te llevará a sentir la adrenalina por todo el cuerpo. ESPECIAL

El encanto de las fuerzas G

Pero hay también el cliente para el eventual día de diversión. Porque el 911 GT3, que un día describimos aquí mismo como un auto intermedio entre un coche de calle y uno de carreras, ya nos pareció mucho más inclinado hacia las pistas. Cuando encuentras un tramo de autopista o, mejor, de carretera de curvas con piso en buen estado, manejarlo es el cielo. Claro, es necesario que disfrutes el magnífico ruido del motor que a cada acelerada más fuerte gritará justo detrás de nuestras cabezas. Pero la forma en la que ese boxer de 6 cilindros, 4.0 litros y 510 HP impulsa el GT3 desde sus ruedas posteriores, es impresionantemente adictiva. Al menos hasta que pasas el primer vado o, peor, tienes que salir a un pueblo empedrado y lleno de topes que ni todo el cuidado del mundo evitará que el auto raspe al pasar por algunos. Hazlo por más de media hora y necesitarás el apoyo de un quiropráctico (¿Conocen a alguno bueno, por cierto?).

El GT3 es un generador de adrenalina. Es para ponerlo en una buena pista y sentir en el cuello el empuje de las fuerzas G hacia uno y otro lado, sin que se perciba inclinación de la carrocería. Los neumáticos tardarán mucho en empezar ese rechinido que avisa que estás más cerca de su muy alto límite, como lo percibimos en la pista de Off-Road México.

Son dos formas de disfrutar. Con 2.988 millones de pesos tienes la Cayenne GT, que difícilmente encontrará rival en la calle, y con 3.4 millones podrás guardar el GT3 en algún lugar hasta tener ese día especial para quemar llantas y levantar el espíritu en una pista. Para esto, claro, es el dinero. Cuando te sobra.

Sergio Oliveira/Valle de Bravo

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