La adicción a los juegos está presente en los más jóvenes, aunque a veces se subestima. Se caracteriza por la incapacidad de controlar o detener la conducta de juego sin importar las consecuencias negativas. Una forma rápida de observarla es en la necesidad de apostar en las maquinitas tragamonedas. José, de 16 años, apostaba en una máquina tragamonedas en un mini casino clandestino ubicado frente al Mercado Alcalde, en la Zona Centro de Guadalajara. Una luz recorría la pantalla y debía presionar el botón en la figura exacta para ganar. Pasaba sus manos por su cabello y exhalaba ruidosamente cada vez que perdía. La encargada se burlaba: “no das ni una, me vas a terminar debiendo 500 pesos”, soltó en una carcajada. Y es que Pepe, como le dicen sus amigos, ya había perdido 200 pesos y había pedido prestado 100 más para “recuperar lo perdido”.Luego de cerca de tres horas, Pepe apenas podía mostrar 50 de ganancias. En una bolsa de plástico a su costado guardaba las monedas de uno, dos, cinco y 10 pesos, que con cada golpe desesperado que el joven le daba a la máquina se movía más a la orilla, a punto de caerse. Volvió a perder otra ronda.Al tratarse de máquinas que cuentan con luces y sonidos llamativos que invitan a los menores a pasar horas frente a las pantallas, su uso prologando sobreestimula el cerebro en desarrollo de niños y adolescentes que juegan en ellas. A la larga, buscarán el mismo nivel de estimulación en otros productos y sustancias, ya sea extendiendo el tiempo que pasan en los mini casinos, o bien iniciando el consumo de drogas como alcohol y tabaco, las más comunes, u otro tipo de sustancias más fuertes, advirtió Jesús Iván Guzmán González, investigador del Departamento de Psicología Básica del CUCS de la UdeG.El experto señaló que apostar en estas maquinitas detona una adicción conductual, es decir, al jugar y ganar dinero, el cerebro del menor en desarrollo lo identifica como una recompensa, lo que le resulta placentero y lo orilla a seguir buscando la misma sensación. Alertó que muchos menores toman dinero de sus padres para gastarlo de manera compulsiva, sin importar los problemas que pueden resultar.Añadió que la adicción al juego en estas máquinas tragamonedas es silenciosa, pues los menores esconden sus ganancias y pérdidas de sus padres, por lo que exhortó a mantener una supervisión activa y a platicar con ellos sobre los riesgos de las adicciones.* * * Mantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de WhatsApp * * *OA