Domingo, 01 de Junio 2025

El arte del disfraz: CCXP 2025, un espacio de creatividad, maestría y talento

En el segundo día de la CCXP 2025 desfilaron incontables personas de todas las edades, vestidas como sus personajes favoritos

Por: Fausto Salcedo

El CCXP México 2025 ofreció este espacio de encuentro entre artistas del cosplay. EL INFORMADOR/F.SALCEDO

El CCXP México 2025 ofreció este espacio de encuentro entre artistas del cosplay. EL INFORMADOR/F.SALCEDO

Joaquín pasó dos horas atrapado en el tráfico invivible de la Ciudad de México. No viene desde muy lejos, pero el tumulto de los carros le alargaba las distancias. Daba un aspecto curioso, andando por la calle a plena luz del día, no como el resto de las personas, sino como un ser de otro mundo: vestido con una enorme capa roja, con cadenas alrededor del cuello, y una máscara de ojos rojos y cuernos prominentes.  

El conductor del Uber lo miraba de tanto en tanto desde el espejo retrovisor; se le desencajó la mirada en cuanto lo recogió en la calle Circuito Interior, pues aquel monstruo que le abrió la puerta no se parecía en nada al joven sonriente que solicitó un coche desde la aplicación. 

"Pa' dónde va, joven", le preguntó,
con un estupor inocultable. 
"Con los raros como yo", bromeó Joaquín. 

Al igual que otros cientos de personas, Joaquín asistió a la CCXP 2025 para hacer una de las cosas que más le gusta: el cosplay. Para quien se dedica de verdad a esto -como todo lo que vale la pena si se realiza desde el corazón-, el cosplay es un arte difícil que requiere de técnica y paciencia, de habilidad y de maestría -y sobre todo una imaginación inagotable- para vestirse, interpretar y "ser" personajes de manga, cómics, películas y videojuegos que se han vuelto importantes en la cultura popular.

Para este sábado, segundo día en las jornadas del CCXP México 2025, Joaquín decidió disfrazarse de  "Alastor", uno de los demonios de la serie "Hazbin Hotel", y que se ha convertido en una de las más populares de Prime Video. 

Joaquín disfrazzado de de  "Alastor"

"Me tardé casi tres semanas en hacer el traje", cuenta, con orgullo, con la voz apenas audible detrás de la máscara de ojos infernales. "Tuve que comprar las luces para los ojos, hacer los cuernos, encontrar una capa que me quedara. Y nomás porque me gusta, porque no gano nada con esto. Pero si es mucho trabajo, tienes que dedicarle mucho tiempo, yo trabajo y no me apoyan mis papás, entonces está un poquito complicado, pero me siento feliz de estar aquí.

No era el único. En el segundo día de la CCXP 2025 desfilaron incontables personas de todas las edades, vestidas como sus personajes favoritos. Aunque pareciese imposible, los asistentes disfrazados mostraron más habilidad y complejidad en sus conjuntos a comparación del día previo, mostrándose los unos a los otros, reconociendo habilidades y compartiendo cuentas de redes sociales para crecer a audiencias insospechadas, dando críticas certeras a quienes les falló la técnica y el tino, pero aplaudiendo a quienes se lo merecían, en un desfile de artistas anónimos a los que la gente común pedía incontables fotografías. 

A través de los pasillos concurridos de la CCXP era posible ver héroes de Marvel y de DC, desde "Spiderman", "Wolverine", "Gambito", "Jubile" y "Los 4 Fantásticos", "Superman", "Batman" y "Linterna Verde", el enigmático "mandaloriano" con el popular "Grogu" o "Baby Yoda", "Optimus Prime" de "Transformers", "Alegría" de "Intnsamente", "Cosmo" y "Wanda" de "Los Padrinos Mágicos", el terrible "Skeletor" de "He-Man", "N.18" y el "Gran Saiyaman" de "Dragon Ball Z", un infectado del hongo cordyceps de "The Last of Us", brujas, hechiceros, guerreros medievales, monstruos y demás exponentes sacados de la imaginación, al grado en que parecía posible encontrar un dragón en cualquier esquina de la convención. 

Era un estallido de color y de habilidad, de destreza y pasión para hacer útil cuanta cosa se tenga a la mano, pues el cosplay es un arte difícil, y lograr una imagen fidedigna del personaje a interpretar no es necesariamente económico. Se requiere tiempo, ganas, dinero y amor. Así fue para "el mandaloriano" -el artista prefirió no revelar su nombre- cuyo traje parecía sacado directamente de la serie de Disney que protagonizó Pedro Pascal. Su conjunto estaba tan bien logrado, con el brillo del metal en su armadura, la capa ondulante y el arma letal, que incluso había una hilera de personas esperando a tomarse una foto con él. 

"Sí es caro, sí es caro armar todo esto, yo no me dedico al cosplay, pero sí lo he pensado, porque si la armas, sí te puede ir muy bien", comenta el joven detrás de la máscara, y sosteniendo un peluche del popular "Baby Yoda". Un amigo que lo acompañaba, y al que la gente lo escogió de manera intransigente para que tomara las fotografías, parecía sorprendido con la respuesta de los asistentes, que seguían al "mandaloriano" como si se tratara de una celebridad perdida.

 "Yo digo que sí la armas", aseguró.

La edad no es pretexto para las artes exigentes del cosplay. En la CCXP México 2025 se veían niños, jóvenes, pero también adultos mayores. Rosa María, de 70 años, fascinaba a la gente por su reluciente traje de "Minerva McGonagall", la exigente pero querida maestra de "Harry Potter". Sonriente, feliz entre la gente que le pedía una foto, Rosa María hizo gala de su destreza con una varita mágica que despedía luz, y unos movimientos de floritura de sus manos que también iluminaban en su trayecto. 

"Tengo como 18 años dedicándome al cosplay, vengo con mi familia, por ahí andan mi hija y mi nuera, hacemos esto juntos", comparte Rosa María. Su hija, precisamente, estaba disfrazada de "Alegría", de "Intensamente". "Me siento feliz, todos son amigos, todos están sonrientes. Yo digo que es como drogarse, sin drogas", bromeó, tras una carcajada. 

Rosa María de "Minerva McGonagall"

El CCXP México 2025 ofreció este espacio de encuentro entre artistas del cosplay, artistas que se reconocen entre sí y que se celebran, que se sienten libres de los juicios, pues simplemente hacen lo que más les gusta: no hay límite de edad, no hay condición ni reglas. Samuel, vestido de Spiderman, también posaba sonriente con niños y adultos.

A la gente no le importa quién es bajo la máscara: es, indiscutiblemente, el trepamuros, como tantos otros que deambulaban entre la multitud. Stan Lee dijo que el éxito de Spiderman radicaba en que podía ser cualquiera -es decir, todos podemos ser héroes-: el arte del cosplay radica, entonces, en que permite a la gente ser quien quiera ser. 

"Hay que meterle cariño, yo me tardé casi dos horas en venirme para acá, luego el tráfico, luego la lluvia", comparte este Spiderman mexicano, con el orgullo de ser, al menos por este día, el héroe de su infancia. "Pero es algo muy bonito, es algo que me gusta. Sí se siente comunidad aquí", finalizó.

Samuel, vestido de Spiderman

YC

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