¿Qué habría ocurrido si, en los últimos minutos del partido el defensor español, Sergio Ramos, hubiera conseguido mandar el balón al fondo de las redes? El esférico, impulsado por la leyenda, tomó efecto hacia afuera, pasó peligrosamente cerca del poste y se perdió lejos del arco rival. Así, el sueño se desvaneció.Monterrey concluyó su travesía en el Mundial de Clubes tras ser derrotado por el Borussia Dortmund (2-1) en la ronda de octavos de final.Aunque no existen las derrotas gloriosas, vale la pena reconocer que los Rayados ofrecieron un desempeño digno de un equipo con jerarquía. Peleó con todo y se marchó con la frente en alto.De esa forma, finalizó la participación mexicana en el llamado "Mundialito".No es que Monterrey no mereciera ganar ni que haya tenido un mal desempeño, simplemente el Borussia Dortmund supo apretar cuando fue necesario y marcó la diferencia.Luego de unos primeros minutos de observación, el conjunto alemán desplegó su juego vertiginoso para castigar a la defensa regiomontana. A base de paredes, el francés Serhou Guirassy abrió el marcador al minuto 14. Monterrey, entonces, recordó que para generar peligro es indispensable tener el balón, pero esa reacción tardía permitió que Guirassy aumentara la ventaja al 24'.Fue entonces cuando los Rayados comenzaron a reaccionar, guiados por Jesús Manuel "Tecatito" Corona. Junto a Nelson Deossa, se convirtió en una amenaza constante para la zaga alemana: primero con un disparo que se estrelló en el travesaño y luego con constantes desbordes que buscaban vulnerar la defensa rival.El dominio regio se mantuvo al arranque del segundo tiempo, y de los pies de Corona nació el gol de Germán Berterame, quien recortó distancias al 48' y reavivó las esperanzas.La presión de Monterrey fue intensa, pero todas las esperanzas pasaban por los botines de "Tecatito", quien no recibió la marcación de un posible penalti y contó con escaso apoyo, especialmente de Deossa, que tenía que recuperar y construir juego al mismo tiempo.Fue ahí donde se notó la experiencia del Dortmund. Supieron enfriar el partido, utilizar las faltas, las pausas y, ya con el balón, dejaron que el reloj corriera a su favor.Y al final llegó esa última oportunidad: un balón aéreo rematado por Sergio Ramos con la misma contundencia que lo hizo célebre en Europa, pero esta vez no hubo red. Y con ello, Monterrey vio terminar su ilusión.SV
