Asistir a galerías y museos siempre es enriquecedor, pero cuando el espectador desea observar las obras expuestas con mayor detalle, es difícil conseguirlo, pues la seguridad de los recintos lo impide por cuidado de las obras. Esto le sucedió a la artista Diana Martín cuando visitó el Museo del Prado, pues quería observar de cerca cada objeto y pincelada de “El jardín de las delicias”, de El Bosco.Su deseo de estar en contacto con la obra no se cumplió y ahora que le toca exponer su trabajo, decidió cambiar este factor de lejanía. “Me acordé de este suceso cuando pensaba en cómo exponer mi trabajo, y pues yo no soy El Bosco… Uno quiere ver las pinceladas, la construcción… Entonces fue muy natural, pensé en dejar que la gente pueda ver mi obra a detalle, así que fui por lupas y guantes. Acá pueden observar de cerca e incluso tocar la obra, algo que en una galería jamás te dejan hacer”, comenta la artista tapatía en entrevista, respecto a su próxima exposición “Cata de obras”.La idea se ejecutó por primera vez el año pasado y fue un éxito tanto para la artista como para los espectadores: “Se dieron guantes, lupas, e incluso pañuelos desechables, hubo indicación de buen trato hacia las obras, tomar los cuadros por las esquinas, la gente fue muy respetuosa y reaccionó muy bien. Es una experiencia comparable a cuando los músicos se avientan al público, te pones en sus manos”.Interacción artista, obra y espectadorDicha experiencia la llevó a realizar de nuevo una exposición similar, esta vez expondrá 21 dibujos de grafito y tinta, y tendrá una mecánica singular. “Cuento a manera de sinopsis la historia, pues mi obra es principalmente narrativa; además a cada persona le doy un manifiesto con los títulos, la ficha técnica y una descripción de lo que está pasando en cada uno de los cuadros. Además, también está padre que todos los asistentes me pueden hacer preguntas, van estudiantes de arte y me hacen preguntas de la técnica”.La historia trata sobre una chica que desea conservar a los unicornios, pues están en peligro de extinción, por lo que “se da a la tarea de reproducirlos de alguna manera. Sin embargo, en realidad es una historia sobre la muerte y el dejar ir, porque los unicornios se acabarán”.Por otro lado, los asistentes tendrán cierto tiempo con cada pieza, que estarán fijas en las mesas, y después podrán pasar a la siguiente, y así sucesivamente. Se planea que los espectadores entren poco a poco, de grupos de 15 o 20 personas aproximadamente. Igualmente, ellos podrán comprar las obras que sean de su agrado.ASISTE
