Encasillarse en una sola disciplina no es opción para Verónica Gerber Bicecci, que si bien ha forjado carrera dentro de las artes plásticas, ser tomada con seriedad en la literatura es uno los retos que propone con “Mudanza”, libro en el que, respaldada por Editorial Almadía, hace un peculiar recopilado de ensayos en los que expone las exploración de otros artistas que han intercalado áreas de trabajo como ella.Gerber Bicecci señala que “Mudanza” propone una visión distinta para leer, entender y disfrutar el arte desde otra perspectiva, de cómo sus diferentes disciplinas y expresiones pueden generar diálogos y acompañarse sin demeritar el ingenio o importancia de la otra.“Son ensayos muy narrativos y ficticios en los que buscaba tratar de narrar un momento en particular en la que una serie de escritores se convirtieron en artistas visuales, todos poetas experimentales que me interesan y fueron parte de mi formación artística, que les pasó lo mismo que yo experimento, que su poesía se había comenzado a convertir en performance, instalaciones o en otras cosas extrañas”.Verónica Gerber señala que trabajar entre el texto y la imagen siempre ha sido una constante en sus creaciones hasta llegar al momento actual, en el que la artista trata de entender en qué punto de experimentación está.“Yo estaba tratando de entender qué tipo de cosas quería hacer, me fue útil ver qué es lo que habían hecho otros. Estudié artes visuales y siempre he escrito cosas, pero hubo momento en el que la escritura comenzó a tener mucha importancia, formaba parte de piezas visuales. Pero con estos artistas pasó al revés, inician desde la literatura y se transforman en artistas visuales”.Gerber Bicecci reconoce que desprenderse de las etiquetas no es un conflicto para el mismo artista, sino más bien el exterior es quien se afana en encasillar al creador por su disciplina inicial.“Sigo en ese lugar intermedio en el que a veces las piezas que hago terminan siendo libros o éstos también podrían ser un mural o un cuadro. A veces es difícil concebir esa intersección del artista. Hay que descubrir otras formas de leer a través de este tipo de experimentos, propongo una lectura distinta del ensayo, que también en automático se piensa que es aburrido”.
