Jueves, 25 de Abril 2024

Murales con identidad tapatía

El artista Héctor Covarrubias interviene las calles de tal forma que busca impactar en el entorno e influenciar en distintas comunidades en Estados Unidos

Por: Norma Gutiérrez

Creador. Para el tapatío Héctor Covarrubias el musalismo se ha convertido en su estilo de vida. CORTESÍA / H. Covarrubias

Creador. Para el tapatío Héctor Covarrubias el musalismo se ha convertido en su estilo de vida. CORTESÍA / H. Covarrubias

Impacto. Los colores pueden cambiar el entorno de cualquier sitio. CORTESÍA / H. Covarrubias

Impacto. Los colores pueden cambiar el entorno de cualquier sitio. CORTESÍA / H. Covarrubias

Gran formato. Desde hace cinco años comenzó a pintar y tras estudiar la técnica del dibujo pudo llevar sus trazos a otro nivel. CORTESÍA / H. Covarrubias

Gran formato. Desde hace cinco años comenzó a pintar y tras estudiar la técnica del dibujo pudo llevar sus trazos a otro nivel. CORTESÍA / H. Covarrubias

Intervención. Distintos restaurantes lo han buscado para que de vida a sus muros. CORTESÍA / H. Covarrubias

Intervención. Distintos restaurantes lo han buscado para que de vida a sus muros. CORTESÍA / H. Covarrubias

“Proud of America”. Obra monumental en Tracy, California. CORTESÍA / H. Covarrubias

“Proud of America”. Obra monumental en Tracy, California. CORTESÍA / H. Covarrubias

La pintura se ha convertido en una forma de vida para Héctor Covarrubias, tapatío que hace cinco años decidió poner pausa a su labor como arquitecto para entregarse por completo a los muros de las calles.

Héctor está convencido del impacto cultural que un muro con colores puede causar, de cómo un entorno cambia cuando una pared se convierte en un símbolo de identidad y de orgullo. Sin pensar en las posibilidades que se abrirían, Héctor decidió dejar México y aventurarse por el mundo y demostrar que vivir del arte es posible.

Aunque nació en Guadalajara hace 29 años, Héctor actualmente radica en San Francisco y poco a poco se posiciona como un referente del muralismo callejero, capaz de provocar sonrisas a quienes sorpresivamente se topan con su arte de gran formato en las calles de California.

“Empecé hace cinco años a pintar. Estudié arquitectura en Guadalajara y en Cancún supervisaba obras en hoteles y en mis tiempos libres le ayudaba a un muralista, aunque yo traía el dibujo como algo constante, nunca me había atrevido a llevarlo al gran formato individualmente. Aprendí los procesos para preparar un muro, los bocetos para el gran formato, forjé mi proyecto personal, me fui a Francia y Estados Unidos”.

Mérito propio

Las cosas no han llegado solas para Héctor, ni ha sido la suerte la que lo acercara con el gobierno de la ciudad de Tracy, California, para que sus murales nazcan como proyectos bien pensados. Desde el inicio, “Cova”, como firma sus murales, era buscado por restaurantes que buscaban revivir a sus paredes desde una visión gráfica y festiva, de ahí que los elogios hacia el trabajo de Héctor fueran de boca en boca.

“Todo empezó por diversión, en mis tiempos libres pintaba, llegaba a lotes baldíos y hacía grafiti. Progresivamente todo evolucionó, la gente comenzaba a darme trabajo, mi vida se empezó a enfocar en eso, renuncié a mi trabajo para irme a California, ya había más propuestas constantes”.

Aunque “Cova” considera que, entre la arquitectura y el muralismo no hay relación técnica de por medio, su formación académica le permitió enfocar su pintura hacia una faceta más profesional, a establecer planes de trabajo y aterrizar en pared las ideas que iban surgiendo.

“La arquitectura también es una bella arte, pero no tiene nada que ver con la técnica del mural. Todos los artistas plasman sus ideas de diferentes maneras desde sus sentimientos, los colores que utilizan, lo que quieres plasmas y trasmitir con tu obra, eso es difícil. Aprendí de logística, a organizar tu proceso creativo”.

Héctor puntualiza que enfrentarse a un mural no es algo que deba tomarse a la ligera, debe existir un orden que permita aprovechar todo ese “lienzo” gigantesco y evitar una saturación de colores y formas sin sentido, por lo que enfocarse a sus raíces y memoria ha sido clave para saber cómo sintetizar su pintura y dar paso a una obra que lleve consigo un mensaje claro.

“Cada vez la gente abraza más arte callejero, hay más apertura. Es una forma de rescatar los espacios públicos. Como mexicano busco plasmar mi cultura. A veces, desde la ignorancia, la gente relaciona a México solamente con el narcotráfico y no somos eso, hay que tratar de mostrar otras ideas, trasmitir nuestros colores, nuestros orígenes. Mis murales son de fotos que tomo, de mis diseños”.

Confianza plena

Pese a las situaciones hostiles que latinos y mexicanos han vivido en suelo estadounidense entorno a la discriminación por sus orígenes, Héctor se ha topado con otra cara, ha tratado de dar vuelco a la percepción que se tiene de los mexicanos, de que las raíces y las fronteras no deben importar cuando hay arte y pasión de por medio.

“Pinté el mural ‘Proud of America’ (de 14 metros de largo por 3.50 metros de alto), ahí pinté a George Washington y Benjamin Franklin, las banderas de Estados Unidos, fue en Tracy. La gente se acercaba a mí, descubrían que era mexicano y se sorprendían de que yo lo estuviera haciendo, me dieron ese proyecto. El trabajo habla por ti, si las cosas las haces bien no importa tu origen o tu apariencia”.

A la espera de que nuevos proyectos se concreten, Héctor Covarrubias piensa en realizar a finales de año, una exposición en California en gran formato con la que el espectador conozca más sobre sus procesos creativos e inspiraciones.

Toma nota

A Héctor Covarrubias lo encuentras en Instagram y Facebook como: covastreetart.

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