Viernes, 19 de Abril 2024

La utilidad del ensayo

Juan Villoro presenta una nueva colección de ensayos en esta edición de la FIL

Por: El Informador

Juan Villoro. Regresa al ensayo con la editorial Anagrama. EL INFORMADOR/E. Barrera

Juan Villoro. Regresa al ensayo con la editorial Anagrama. EL INFORMADOR/E. Barrera

Juan Villoro es un viejo conocido de la FIL. Entre sus participaciones en esta edición, el autor mexicano presentó “La utilidad del deseo”, publicado por Anagrama este 2017. Se trata de una nueva colección de ensayos sobre la que platicó en entrevista: “Es un libro que reúne pasiones literarias de los últimos ocho años. Es mi tercer libro de ensayos, de modo que no puedo decir que son todos mis autores favoritos, son algunos en los que he estado reflexionando últimamente”.

Sobre el género, apuntó: “Es muy generoso con quien lo escribe, porque es un especie de autoeducación. No necesariamente tenemos una idea clara de por qué nos gusta un autor. Nabokov decía que la mejor prueba de que un autor te conmueve artísticamente no es intelectual sino epidérmica: sentimos un escalofrío en el espinazo. El ensayo es el arte de explicar escalofríos: tratar de explicar por qué sentimos lo que sentimos. Esto hace que el que más aprenda sea el propio ensayista: no se escribe para enseñar a los demás, sino para aprender a través de uno mismo”.

“El ensayista es una especie de cartero que le lleva cartas a personas desconocidas. El mensaje de esas cartas tiene que ver con él, pero también con voces que vienen desde muy lejos".

A propósito del hecho de que un promotor del ensayo, Montaigne, comenzara a escribir sus ensayos tras la muerte de su mejor amigo, Villoro comentó: “El ensayista es una especie de cartero que le lleva cartas a personas desconocidas. El mensaje de esas cartas tiene que ver con él, pero también con voces que vienen desde muy lejos. Lo que yo quisiera transmitir con ‘La utilidad del deseo’ es mi pasión por Dostoievski, Gógol, García Márquez, Monsiváis, Cortázar, Onetti, los autores que trato. Es una carta para nadie, en el sentido que no conozco al destinatario; pero es también una carta para todos, pues pueden sentirse destinatarios de la carta”.

El ensayo literario se diferencia de la reseña, por su extensión y profundidad: “Alguna vez pensé en recoger reseñas literarias. Me di cuenta de que son textos de circunstancias que puntualmente podrían ser significativos en un momento, pero que difícilmente se leen bien a través del tiempo. Los ensayos al ser más largos nos permite entrar en el contexto del autor, la vida que llevó, sus quebrantos, su actitud política o religiosa, si es que la tenía. Como soy narrador me interesa mucho que el ensayo tenga una historia, que tenga un elemento anecdótico de cómo las circunstancias hicieron que un autor viviera de ese modo”.

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