El Encuentro Internacional de Cuentistas llegó con nuevas voces e historias a la FIL, teniendo entre sus diferentes paneles y actividades paralelas, como ECOS, a personajes como el argentino Jorge Consiglio, enfocado en la narrativa y poesía; Elvira Aguilar Chetumal, narradora con amplia experiencia en el cuento y novela; a la artista interdisciplinaria Rosina Conde, de Mexicali, así como al chileno Diego Muñoz, quien ha experimentado desde el microrelato hasta la novela.A través de distintas mesas de análisis y charlas juveniles, el cuarteto de escritores ha compartido su visión del cuento y las distintas áreas de trabajo y retos que este género representa en el mundo editorial, en el que se le sigue dando prioridad a la novela. “Uno nunca sabe bien lo que se propone cuando comienza a escribir y cuando lo hago pensando en un cuento al principio quiero escapar de cierta estructura clásica que me parece que cierna al cuento; trato en la medida de lo posible de buscar formas más abiertas que tienen que ver con la trama”, detalló Jorge Consiglio.Elvira Aguilar destaca que para ella su escritura siempre se ha visto por una estructura muy puntual que se antecede por investigaciones previas que le brinden información sobre los tópicos que explorará en sus personajes y contextos: “Tengo una metodología para escribir cuentos y parte de la investigación, eso lo disfruto mucho. El cuento tiene mucha vida para mí, porque empieza justo con lo que yo hago, con lo que investigo y los pasos que tengo que dar”.Rosina Conde, artista interdisciplinaria, señala que desde muy niña quedó atrapada por el cuento al considerarlo un género literario muy atractivo debido a “la concreción. Trabajo mucho la cuestión del género, me interesa más el tema que trabajar con una estructura, que es algo que yo tengo muy asimilado”.El chileno Diego Muñoz resalta las complejidades para lograr publicaciones: “Partí con el microrelato a mediados de los años 70 sin muchas posibilidades de publicar, hasta una década después porque estábamos en plena dictadura y las cosas circulaban muy en lo clandestino. Mi fascinación por el cuento fue y sigue siendo absoluta, a pesar de la presión editorial es fuerte por las novelas. El cuento me parece una estructura enigmática”.