Universidad Panamericana celebra Apertura de Curso
La ceremonia se llevó a cabo en el Poliforum Panamericano con alumnos y docentes
Con un llamado a entender y reconocer el papel de la universidad en un entorno cambiante, lleno de desafíos, y a fortalecer la comunidad universitaria, el rector de la Universidad Panamericana Campus Guadalajara, Abraham Mendoza Andrade, inauguró la mañana del miércoles 13 de agosto un nuevo curso académico en la casa de estudios, acompañado por autoridades universitarias y alumnos de todos los semestres.
“Es un privilegio volver a reunirnos para dar inicio a un nuevo ciclo académico. Este momento no es sólo un comienzo: es también un recordatorio de quiénes somos como comunidad. Una comunidad que cree en el poder transformador de la educación, en el valor del servicio a los demás y en la formación integral de la persona”, dijo.
El rector reconoció que la inteligencia artificial y el rápido avance de la tecnología son herramientas sumamente valiosas en el quehacer educativo, que deben ser aprovechadas por maestros y alumnos hasta obtener los mejores beneficios. Sin embargo, éstas no deben reemplazar la resiliencia y la capacidad humana para alcanzar los objetivos y una vida plena.
“Vivimos tiempos que nos desafían. La inteligencia artificial, la tecnología, la hiperconectividad. Todo avanza a un ritmo que a veces nos sobrepasa. Y es natural que nos preguntemos: ¿qué papel tiene hoy la universidad? ¿Qué sentido tiene lo que hacemos? La respuesta está en lo que nos define: no formamos únicamente profesionales competentes, formamos personas plenas. Y lo hacemos guiados por virtudes que nos orientan y nos sostienen.
“Nuestro escudo heráldico nos recuerda cuatro de esas virtudes: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. Les invito a que este semestre esas virtudes sean nuestra brújula”, comentó.
Con ello, discurrió sobre cada una de las virtudes. En primer lugar, señaló, la prudencia es la recta razón en la acción. Es necesario discernir de forma correcta en cada una de las etapas de la vida, pues no todo lo que es posible es conveniente. “Las decisiones verdaderamente importantes requieren tiempo, conciencia y responsabilidad”, expresó.
La justicia, anotó, es dar a cada persona lo que le corresponde, reconociendo el valor del trabajo bien hecho, buscando la equidad y poniendo las capacidades personales al servicio de los demás. “Crecer de verdad significa también ayudar a que otros crezcan”.
Mientras tanto, la fortaleza es el coraje de perseverar cuando las circunstancias son complicadas. En este punto retomó los beneficios de la tecnología, aunque enfatizó que nada podrá sustituir la resiliencia humana, entendida como el impulso interior que empuja continuar.
Por último, la templanza es el arte del equilibrio. “Nos ayuda a decir ‘no’ cuando es necesario, a priorizar lo que realmente importa: dedicar tiempo a la amistad verdadera, al estudio constante y a las conversaciones que nos abren la mente y el corazón”.
Asimismo, Mendoza Andrade invitó a estudiantes y profesores a vivir un nuevo semestre con propósito, entrega y alegría, considerando que cada día es una oportunidad de servir y dejar huella en las demás personas.
“Claro que aprovecharemos las herramientas que nos brinda la tecnología, la inteligencia artificial, pero sin perder lo que nos hace verdaderamente únicos: nuestra capacidad de amar, de discernir el bien y de asumir con libertad y responsabilidad nuestras acciones, siempre a la luz de la verdad y el servicio del prójimo. Antes de concluir, agradezco a Dios que nos conceda iniciar ese ciclo con salud, con entusiasmo y con la oportunidad de seguir edificando juntos esta comunidad.
“Bienvenidos a este nuevo inicio. Que sea un ciclo fecundo, profundamente humano y lleno de frutos que trasciendan más allá de estas aulas”, concluyó.
Llama a reflexionar sobre el quehacer universitario
La rectora general de la Universidad Panamericana y del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE), Fernanda Llergo Bay, afirmó que la universidad es un espacio de encuentro, donde se genera y transmite conocimiento, así como de transformación para las personas.
Además, dijo, la universidad debe atravesar un proceso de redefinición a fin de encontrar la identidad de la casa de estudios, planteando las preguntas ¿Qué es la Universidad Panamericana? ¿Quién es el profesor o la profesora de la Panamericana? ¿Quién es un alumno de la Panamericana? Con ellas, la rectora invitó a autoridades académicas y alumnado a reflexionar, con el reto de recuperar la identidad universitaria.
“Tenemos que saber armonizar la identidad de la universidad con los cambios que deben hacerse […]. La tradición y la innovación: no podemos innovar si no estamos fincados en la tradición. No podemos vivir fincados en la tradición ni en la innovación, tenemos que ser personas que armonizan una tradición universitaria con una situación y una cultura tan importante como que hoy los alumnos y alumnas son del siglo XXI, y el claustro académico es del siglo XX”.
En este punto, Llergo Bay, aseguró que será un “desafío apasionante” la relación entre un alumnado, nativo de la inteligencia artificial, y un profesorado del siglo anterior. “Bienvenida sea la inteligencia artificial. Nos interesa estar en las últimas tendencias, pero sin perder el ADN propio de la universidad”, mencionó.
La universidad, indicó, debe ser un lugar de profundo cambio interior. En ese sentido, la rectora adelantó que en la casa de estudios se plantea ampliar la oferta académica en línea a fin de llegar a más personas. Sin embargo, ante el pragmatismo y la hiperespecialización del saber que privilegia el mercado actual, la educación superior enfrenta una urgencia de transitar hacia un modelo de educación concreta, donde no se forma una comunidad ni conocimiento integral, sino que se busca priorizar saberes específicos antes que un pensamiento universal.
“El saber se comparte, el saber se co-crea. Distintas áreas del saber pueden llegar a alcanzar la verdad. Tenemos un cambio de cultura en la idea de aprender por el ritmo acelerado que vivimos. La inmediatez digital que todos conocemos y foco del saber hacer.
Actualmente se prioriza saber hacer las cosas […]. Tenemos una prisa por saber hacer, y nos falta esa pausa. Esa pausa para que el saber se asiente en nosotros, que es lo propio de la universidad. Un saber que transforme nuestra vida”.
Esa rapidez, añadió, representa un desafío para los profesores, quienes estarán al frente de una generación de alumnos sumamente veloces y capaces en tecnología e inteligencia artificial. Así, es necesario replantearse el papel de la educación superior en este nuevo paradigma, una época movida por la utilidad, la eficiencia y la especialización para responder al mercado.
“Nuestra universidad sí tiene que responder a las demandas del mercado, sí tiene que atender a la cultura del siglo XXI, sí tiene que estar atenta a los cambios, pero no debemos olvidarnos de nuestro papel y cómo queremos jugar este juego […]. La universidad debe ser el lugar donde se enseña a pensar, no sólo a repetir. Un lugar que implica rechazar tanto el dogmatismo como el relativismo. Entonces, nos damos cuenta que vivimos un momento de desafío porque hemos de hacer de nuestra enseñanza un arte, más que nunca la enseñanza se convierte en un arte”, puntualizó.
Exhorta a destinar un tiempo de silencio e introspección
En tanto, como parte de la ceremonia de inauguración de un nuevo semestre, Álvaro González Alorda, socio director de emergap, una consultora especializada en transformación de organizaciones, y profesor de Headspring, impartió la cátedra magistral “Cabeza, Corazón y Manos, la transformación como viaje”. En ella, exhortó a los alumnos y profesores a reflexionar sobre el quehacer académico, la importancia de las relaciones interpersonales y la necesidad de destinar un tiempo del día a la introspección.
La transformación personal, ahondó, se lleva a cabo en el corazón. Más allá de los logros académicos, profesionales y/o personales, las historias, la verdad y el sentir se encuentra en cada uno, por lo que un momento de pausa en un mundo que no se detiene, afirmó, es una herramienta valiosa para crecer como persona. Antes de pensar en crear un propósito con la cabeza, advirtió, debe pensarse en “liberar” el ímpetu interior, en la búsqueda del crecimiento interior.
“Me parece que hay cierto engaño hoy en día acerca de la pregunta sobre el propósito. Muchos chicos jóvenes llegan a las empresas, a esas empresas que tienen propósitos rimbombantes, con su propio propósito, sus causas, sus términos. ‘Quiero salvar el cambio climático, y salvar el Amazonas’, y están muy bien esas causas, pero todas son extremas, y ninguna de esas causas son capaces de desplegar las fuerzas que tú tienes en el corazón […]. Cuando empiezas a formular tu propósito desde el servicio, con las personas que tienes alrededor, tu familia, tus amigos, tus colegas. Cuando das todo por esas personas, esa oscuridad que te abrumaba por años, se desvanece”.
En ese momento, agregó González Alorda, se puede descubrir la felicidad y el propósito por el cual el corazón esperó por muchos años. “¿Yo para qué vine? Quizá no lo tengas tan claro, pero si tienen una chispa de un propósito, eso es exacto lo que te pide el corazón. ¿Qué batalla tienes que dar?”, lanzó el también escritor.
Alumnos que arrancan el ciclo
A este nuevo ciclo escolar en la Universidad Panamericana Campus Guadalajara se dio la bienvenida a más de seis mil alumnos de licenciatura y posgrados.
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