Internacional

Al menos 337 personas resultan heridas durante referéndum en Cataluña

La policía española ha recurrido a la fuerza este domingo para impedir que se celebre la votación sobre independencia 

Policía Nacional y Guardia Civil despliegan a sus agentes en varios colegios electorales de Barcelona para impedir la votación ilegal. EFE / A. Estévez
Un grupo de personas protesta en el centro de votación en Girona. EFE / A. Dalmau
En el barrio de Cappont, la policía española ha requisado las urnas y forcejea con algunos ciudadanos. EFE / A. Ropero
Agentes de la policía invaden los centros de votación para requisar las urnas y evitar el referéndum. EFE / A. Dalmau
Por otro lado, un votante independentista es aplaudido al salir de las urnas. EFE / T. Albir

El gobierno de Cataluña dice que 337 personas han resultado heridas por el operativo policiaco contra el referéndum de independencia este domingo, mientras que del lado de la fuerzas españolas de seguridad, once agentes fueron lesionados según el ministerio de Interior de España. 

"Por ahora y en total, nueve agentes de la policía y dos de la guardia civil han resultado heridos cuando cumplían las órdenes" de la justicia, tuiteó el ministerio, que precisa que los agentes fueron heridos por lanzamientos de piedras.

La policía española recurrió a la fuerza para impedir la celebración de un referéndum sobre la independencia, dejando decenas de heridos en cargas contra los manifestantes que querían defender este plebiscito prohibido por la justicia.

Unas treinta y ocho personas fueron atendidas por los servicios regionales de emergencia, en su mayoría tras sufrir heridas leves en estas cargas policiales que incluyeron pelotas de goma, según indicaron varios testigos.

Desde primera hora de la mañana, la Policía Nacional y la Guardia Civil irrumpieron en numerosos centros de votación en toda Cataluña, en ocasiones forzando puertas a golpes, para incautar papeletas y urnas e impedir así la celebración de la consulta.

Pese a ello, en otros centros podían verse inmensas colas de gente esperando o depositando su papeleta en la urna. El portavoz del gobierno regional catalán, Jordi Turull, aseguró por su parte que el 73% de las mesas electorales "están funcionando".

"Mi voto y la satisfacción de haber votado no me lo puede quitar nadie, pase lo que pase. Incluso he llorado porque hace años que luchamos por esto, y he visto delante de mí una mujer de noventa años en silla de ruedas que votaba", contó en el pequeño pueblo de Lladó una votante, Pilar López, administrativa de 54 años.

El presidente de Cataluña, el independentista Carles Puigdemont, denunció enérgicamente las actuaciones policiales, arremetiendo contra "el uso injustificado, irracional e irresponsable de la violencia por parte del Estado español".

El propio Puigdemont no pudo votar en el polideportivo donde había previsto hacerlo inicialmente, ya que la Guardia Civil entró en él por la fuerza para incautar el material electoral, ante las imprecaciones de decenas de personas que cantaron con el puño en alto un himno catalán antifranquista.

El dirigente votó en otro colegio, gracias a que a última hora el gobierno catalán instauró un censo único, por el que los 5.3 millones de catalanes convocados pueden votar en cualquier centro abierto.

El representante en Cataluña del gobierno conservador español, Enric Millo, compareció en Barcelona para pedir "solemnemente" a Puigdemont "que ponga fin a esta irresponsabilidad tan grave".

Años de tensión
                  
El referéndum de este domingo, cuya pregunta es "¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de República?", culmina años de creciente tensión entre Madrid y el gobierno de esta región con lengua propia, que cuenta con 7.5 millones de habitantes y representa el 19% del PIB español.

Aunque dividida sobre la cuestión de la secesión, más del 80% de los catalanes reclama esta consulta, rechazada por el gobierno español de Mariano Rajoy, que la considera anticonstitucional.

Desde su convocatoria a principios de septiembre, rápidamente suspendida por el Tribunal Constitucional, la justicia y el gobierno españoles emplearon todos sus recursos para impedirla, incluyendo el envío de 10 mil refuerzos policiales, sin conseguir laminar la determinación de Puigdemont.

"Por más rechazo que el gobierno español ejerza, esto no nos envía a casa", advirtió el sábado en una entrevista.

Previsiblemente, muchos partidarios del no optarán sin embargo por abstenerse en esta votación prohibida, temerosos de que una alta participación refuerce a los dirigentes independentistas.

Temas

Sigue navegando