Ideas

Buitres

No está enojada; está furiosa. La Presidenta Claudia Sheinbaum no cabe en su indignación, no por el asesinato de un alcalde, uno más, sino porque los medios, los comentaristas, los opinadores, y las redes sociales le exigen a la Jefa del Estado una respuesta frente a la violencia.

Tuvo palabras de reproche para todos, menos para los perpetuadores del asesinato. Al alcalde Carlos Manzo lo mencionó una vez, solo una vez, por su nombre; a Felipe Calderón, que dejó la presidencia hace 13 años, diez, según la cuenta de Arturo Ángel. Diez veces culpó al ex presidente porque es incapaz de asumir que la responsabilidad de gobernar ahora es de ella y solo de ella.

Tienen razón la Presidenta Sheinbaum y sus colaboradores en estar asustados. El asesinato del alcalde de Uruapan es el suceso que más indignación ha generado en las redes sociales en los trece meses de su gobierno, más incluso que el rancho Izaguirre en Teuchitlán. En 48 horas el asesinato de Carlos Manzo tuvo 1.5 millones de menciones en la red social X y llegó a ser la tendencia número 15 a nivel mundial. Como suele suceder, los asesores de comunicación confunden su diagnóstico. Creen que el problema es la manifestación en redes y la Presidenta prometió que hoy en la Mañanera va a desenmascarar cuánto dinero le han metido los conservadores a posicionar el tema, cuando el problema real es la indignación de la gente, es el rompimiento de una narrativa sobre seguridad en la que cantaron el gol antes de meterlo, porque en seguridad, nunca hay que presumir resultados pues la realidad termina cobrando caro. 

Todos los políticos lucran con las tragedias. Lo hacen quienes ahora son oposición y lo hicieron los que hoy están en el poder. Es un poco naif, por no decir llorón, acusar a los opositores y críticos de buitres. Y vamos a suponer que sí, que hay algunos buitres que saborean la desgracia porque de ello se alimentan. El problema no son los buitres, son los cadáveres. Los buitres son, en el mejor de los casos, la evidencia de que algo huele muy mal. 

El problema del país no somos los periodistas (esos que la Presidenta y otros políticos cuatroteros dicen que nadie lee, pero que al parecer su sola existencia les enfurece); ni siquiera los políticos, que mienten y pontifican más que nosotros; mucho menos los jóvenes que se han manifestado en Morelia o las marchas que se puedan organizar en el futuro exigiendo justicia y paz. El problema de fondo, el enemigo a vencer es el crimen organizado. Es ahí, en el combate a quienes matan, roban y extorsionan, donde deben estar las energías del Estado y de la sociedad. No perdamos el foco.

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