Ideas

Cosecha amarga

En México el maíz es una medida del país, hoy en crisis. Los bloqueos carreteros de agricultores se concentran en Jalisco, Guanajuato y Michoacán porque estas Entidades concentran cerca de la tercera parte de la producción de maíz en México.

Para entender la complejidad del conflicto hay que saber cómo funciona el mercado del grano.

El precio del maíz no lo define el esfuerzo del campesino, sino una compleja fórmula de tres ingredientes: el tipo de cambio, el precio internacional de la Bolsa de Chicago (dictado por los gigantes productores como Estados Unidos y Brasil), y el costo de almacenamiento y traslado.

En este último rubro, los agricultores señalan el desequilibrio que generan los intermediarios y bodegueros con su poder logístico así como las grandes empresas harineras -Minsa y Maseca- que, sostienen, concentran un alto porcentaje de la ganancia final.

La cotización internacional del maíz se ubica en alrededor de 3 mil 260 pesos por tonelada, nivel que no se veía desde hace ocho años. Y producirla cuesta unos 6 mil.

Los agricultores piden que el Estado intervenga para asegurar un precio base de 6 mil 50 pesos, y que cubra la diferencia hasta llegar a los 7 mil 200 que exigen.  

No piden un subsidio, dicen, sino una compensación justa ante un mercado dominado por gigantes internacionales.

Mientras el agricultor nacional batalla por cubrir sus gastos, las importaciones se han disparado, poniendo al productor en una desventaja competitiva.

En 2023, las compras al exterior -principalmente a EU- superaron  las 19 millones de toneladas, un 21.2% más que el promedio de la última década.

El problema del maíz va más allá de un bloqueo carretero. Es la lucha por la soberanía alimentaria en un mercado global donde el más fuerte impone el precio.

Julio Berdegué, secretario federal de Agricultura, declaró ayer que el Gobierno trabaja en un sistema de ordenamiento del mercado y la comercialización del maíz.

El problema en el campo es complejo y no hay dinero que alcance para solucionarlo en este momento. Por lo pronto, hoy continúan los bloqueos carreteros.  

Detrás de esta disputa no sólo hay cifras, sino un dilema: ¿quién protege el valor del trabajo agrícola? Si el Estado se mantiene como espectador y la industria y el mercado internacional dictan el precio, el campo seguirá midiendo sus pérdidas en toneladas.

jonathan.lomeli@informador.com.mx

Temas

Sigue navegando