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Memorias de una utopía futura: Villa Güeva

Estaba por Vallarta, a la altura de la desaparecida Tintorería Pantex, casi esquina con Lope de Vega. Era un caserón dividido en múltiples departamentos. Muy posiblemente su autor fue Pedro Castellanos, a quien parecen delatar el alegre juego con niveles y escaleras, los vanos sabiamente dispuestos y los patios de fantasía. También son muy de él las cancelerías. Poco importó todo esto. Ahora y desde hace muchos años el predio que Villa Güeva ocupaba es un más que vil estacionamiento de piso del banco de junto.

Dada la alta significación de la casa y de sus actividades es pertinente recordar esta especie de comuna, de utopía urbana que marcara la vida de numerosos arquitectos del Iteso que ocuparon por una larga temporada de los años setenta el inmueble. Y no nomás de los arquitectos sino también de una nutrida concurrencia de amigos, colegas, marchantes y hasta grupis.

Todo empezó con la renta, por parte de tres alumnos de la Escuela de Arquitectura del Iteso, de un pequeño local frontal donde se vendían e intercambiaban discos. Triángulo era el nombre del establecimiento que comandaban Sergio Aceves-Lozano, Carlos Martínez Negrete y Ruy Goñi, quienes fueron de los que primero colonizaron y sirvieron de ancla al proyecto estudiantil-profesional y vital de Villa Güeva. El primer estudiante, empero, que ya vivía allí fue el célebre Planetón, Gustavo Pérez Basulto.

A ellos se sumaron otro buen grupo de estudiantes. El ánimo que se respiraba era muy cercano a las comunas hippies de San Francisco y alrededores. En todo caso, era la misma música la que rifaba. Y las muchachas llevaban flores en el pelo.

Muy posiblemente su autor fue Pedro Castellanos, a quien parecen delatar el alegre juego con niveles y escaleras, los vanos sabiamente dispuestos y los patios de fantasía. También son muy de él las cancelerías. Poco importó todo esto

¿Por qué esa pasajera utopía de los setenta vendría a ser útil frente al desastre del coronavirus? Porque es necesario activar talentos ahora desarticulados y dispersos para acometer la vasta tarea que supone la reconversión urbana de nuestro estado y nuestro país. Porque el fervor que despierta la alquimia de saberes y personalidades es mucho más alta y útil que la de cada caso sumado. Porque Villa Güeva fue el ejemplo de cómo componer diversas funciones y actividades en un mismo ámbito, lo que logra, de ser repetido el modelo, lo que se conoce como una ciudad de la proximidad. Con espacios como el de la comuna que se menciona, era además posible contar con una amenidad e intimidad que mucho contribuían a una convivencia respetuosa y alegre. Porque necesitamos cambiar.

Sin ir más lejos, el propio Iteso cometió un error histórico al abandonar sus primeras sedes céntricas para mudarse al campo, tras el espejismo de los pajaritos, las milpas y las vaquitas. Esa experiencia, que por cierto ha dado estupendos y entrañable jardines, también ha supuesto una enorme huella de carbono al hacer que estudiantes, maestros y empleados hayan hecho millones de kilómetros en sus recorridos pendulares por más de cincuenta años. Y ahora, dada la consuetudinaria congestión de la vialidad, el campus se aleja cada vez más de las áreas urbanas centrales.

Es preciso encontrar nuevas maneras de hacer y adecuar la ciudad. Muy al caso, para los puntos de partida, tomar en cuenta el laboratorio que fue y es Villa Güeva de tan grata y consoladora memoria.

Por último, va un saludo y agradecimiento al arquitecto Sergio Aceves-Lozano, quien compartió inapreciables memorias para la elaboración de esta columna. Y no puede dejar de mencionarse una nómina de los pioneros de las comunas en Guadalajara: Eduardo Velazco, Juan de la Peña, Carlos Martínez Negrete, Alejandro Argüello El Nica , Paco Pérez Arellano, Armando García Orso, Alberto Robles Farías, Manuel Michel, Ramón Dipp, Xavier Pagaza, Jorge Chávez Álvarez, Roberto Palomera, la familia del conserje ( Don Tomas, Doña Budi, La Banana y Tito….buenos para el recado ), Alejandro Servín, Gilberto García “ el Crash”,  Nacho Colín, Julio Varón, Roberto Elías, Eduardo Chiari, José Thomas, Delia (Yeya) Falomir, Fernando Díaz, Rosa Ochoa Mendoza, Vinicio Coppel, Zuzú Camarena, Antonio (Totó) Santana, Fernando (Chu) Sánchez Muzquis y muchos otros participantes, a los que ahora habría que convocar para la enorme tarea que se avecina.

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