Licencia para grillar
En tiempos electorales, político sin licencia no es político. Y ahora le tocó a Miguel Castro, titular de la Secretaría de Desarrollo Social Jalisco (Sedis), que desde hoy comienza a tallar suela para forjar su candidatura rumbo a 2018.
Su postura es distinta a la de Eduardo Almaguer, que ya sentenció, pomposo como sabe, la gubernatura o nada. Castro, por su parte, tímido, pero abre la baraja: no me descarten para Guadalajara ni para la gubernatura.
Se suma así otro potencial tirador a Casa Jalisco, junto con Héctor Pizano, líder tricolor, y también Francisco Ayón, ¿a poco se les olvidaba?
Este último, más cauto, espera la designación del delfín presidencial. Y si es Aurelio Nuño, su amigo, qué decimos, su compadre, entonces agárrense porque entra de lleno a la contienda interna tricolor.
Como diría Maussán: Eduardo Almaguer no está solo.
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Todo un caballero
Miguel Castro será grillo, pero también es un caballero. Antes de anunciar su licencia en Plaza de la Liberación, pasó al Congreso de Jalisco.
No encontró a la diputada Claudia Delgadillo, pero sí a Rocío Corona. Quería anticipar a ambas, tiradoras a la alcaldía de Guadalajara, que se sumaba a la contienda interna.
Rocío y Claudia están en su año. Miguel no la tiene fácil, porque la paridad obliga, pero lo grillo no quita lo caballero.
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El color del dinero
–¿De qué color es el dinero del presupuesto? –preguntó el discípulo a su maestro.
–Depende, pequeño Saltamontes, de la bancada parlamentaria con que se mire.
Y eso lo saben los legisladores de la bancada naranja en la Cámara de Diputados.
Armados de valor electoral (las cosas por su nombre), hicieron números y hoy revelarán (se oye el bombo y platillos) que han gestionado más de 3 mil millones de pesos para Jalisco en tres años.
Histórico, histérico. Tiburones salvajes. Paren ya la bajadera de recursos federales, disimulen la bonanza por respeto a la pobreza extrema de otros estados.
Ahora figúrense si ese dinero saliera de sus bolsillos. O si hubieran evitado el mega recorte federal al Fondo Metropolitano. Porque si le ponemos color al dinero que llega, también hay que ponérselo al que nunca llegó.