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Fosas criminales entre tumbas

El descubrimiento de nuevas fosas clandestinas, ahora en dos cementerios municipales del Área Metropolitana de Guadalajara, representa un nuevo punto de inflexión en nuestro drama cotidiano por la crisis humanitaria de las desapariciones que padecemos en Jalisco, como en ninguna otra entidad del país.

De las deficiencias de los distintos ayuntamientos y sus direcciones de panteones en la gestión y mantenimiento de estos camposantos ya teníamos noticias desde hace años. De las pésimas condiciones en las que se encuentran por esas negligencias también nos enteramos por el riesgo que representan para los que van a visitar a sus muertos. Apenas el 23 de julio pasado, una mujer de 57 años murió en el Panteón Guadalajara al caer en la tumba de su esposo a casi cinco metros de profundidad, delante de sus hijos y nietos, por las malas condiciones en las que están miles de criptas en ese y el resto de los panteones públicos.

Pero que estos descuidos, ausencia y abandono de autoridad estén permitiendo que los grupos de la delincuencia organizada se estén apropiando ya hasta de los cementerios donde las familias que viven en la metrópoli tienen enterrados a los seres queridos que se les adelantaron en el camino es inadmisible, y obliga a la intervención urgente de los gobiernos municipales: los de Guadalajara y Tlaquepaque, para que esta afrenta no se repita, y los de los otros siete municipios metropolitanos y del resto del estado, para que tomen las medidas necesarias y eviten que esto ocurra y provoque la irritación social de sus gobernados.

Mientras tanto, ante este desastre y descubrimiento trágico en Guadalajara y Tlaquepaque, lo menos que se espera de los responsables de esos panteones y de sus jefas de las presidencias municipales, además de cumplir con su trabajo de mantenerlos en buen estado, es darles todas las facilidades a los colectivos de madres buscadoras que dieron con esas fosas clandestinas para hacer sus exploraciones. Esperemos que cuenten con el debido apoyo de la Fiscalía estatal.

A decir de los integrantes del colectivo Madres Buscadoras de Jalisco, que la semana pasada encontraron fosas clandestinas tanto en el Panteón Jardín de Guadalajara como en el Panteón de San Sebastianito, en Tlaquepaque, ese no ha sido el caso, y más que apoyo han encontrado obstáculos, ya que las autoridades señalan que podrían tratarse de restos humanos legalmente inhumados.

Las familias de los desaparecidos rechazan esa versión, porque las llamadas anónimas las llevan ahí, y los cuerpos encontrados hasta ahora en esos panteones están en bolsas, emplayados o con huellas de violencia. Por lo tanto, también cuestionan que la Fiscalía haya abierto una investigación para confirmar o no que se exhumaron cuerpos de las tumbas que tenían adeudos en San Sebastianito.

Lo que nos faltaba: más fosas criminales ahora entre nuestras tumbas.

jbarrera4r@gmail.com

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