En manos de Temaca
La moneda está en el aire. La propuesta del Presidente Andrés Manuel López Obrador sobre la presa El Zapotillo considera dos opciones por las que ningún otro gobernante optó debido al alto costo económico y político: salvar los tres poblados, Temacapulín, Acasico y Palmarejo, y darle agua sólo a Guadalajara. Ya no habría agua para los Altos y León, Guanajuato.
Se trata de una presa que ha costado más de seis mil millones de pesos y que lleva atorada más de una década, pero que resu lta clave para abastecer de agua a Guadalajara que este año castigó con tandeos a 600 mil habitantes.
¿Será que el Presidente encontró una solución a un problema que parecía no tenerlo? Pues habrá que ver porque los pobladores tendrán la última palabra.
La propuesta de terminar El Zapotillo a 80 metros y construir un sistema de compuertas para no inundar los poblados será la solución sólo si los pobladores lo aceptan.
“Si con todo esto, dicen los de Temacapulín, no queremos, pues entonces hay que continuar con la obra solo de protección para que si se presenta una situación extraordinaria... nosotros dejaríamos esas obras de protección y hasta ahí nos quedamos, ya vendrían otros a tratar de convencerlos”, dijo el Presidente.
El sábado la Conagua expondrá la propuesta a los habitantes y en un mes AMLO regresará a Temaca para escuchar su respuesta. El destino hídrico de más de cuatro millones de habitantes de la metrópoli está en manos de los pobladores de Temacapulín, Acasico y Palmarejo.
El gobernador Enrique Alfaro no acudió al recorrido del Presidente con los habitantes de Temaca. Y qué bueno. La postura de los pobladores es radical: el gobernador “puede llegar al pueblo, pero quién sabe si salga”, dijeron.
Recordemos que los habitantes de los poblados están muy dolidos y sienten que el mandatario les dio la espalda, pues en campaña les hizo promesas sobre no inundarlos y una vez como gobernador apostó por la presa.
Un conflicto añejo podría llegar a su final. Sin embargo, no cantemos victoria, pues todo puede ocurrir de aquí a un mes. Las manecillas del reloj comienzan a moverse.