En Palacio se busca intérprete
Algunas voces han señalado que con las inminentes renuncias de Marcelo Ebrard en Relaciones Exteriores y de Adán Agusto López Hernández en Gobernación se dejan dos grandes huecos en la administración. La verdad es que ambos son solamente estrictos operadores en las dependencias, que tienen limitada su independencia operativa, que difícilmente -en caso que las tuvieran- sus iniciativas y agendas personales no proceden y que dependen directa y exclusivamente de la manera como ‘se mueven los hilos’ desde Palacio Nacional. Sin embargo, de los dos al que más va a extrañar el presidente será indudablemente al primero -Marcelo- y no tanto al segundo -Adán-.
En el caso del exsenador y exgobernador de Tabasco, llegó a Gobernación -que es el despacho del Poder Ejecutivo con funciones de ministerio del Interior- amparado en su figura de negociador y mediador -por su carácter aparentemente afable- entre todos los sectores públicos y privados de la sociedad. Pero, desde el momento en que empezaron los ‘jaloneos’ internos para estar en la primera fila de la ‘fotografía’ con vistas a la sucesión presidencial, Don Adan se nos desquició. Desde finales del año pasado fue muy frecuentemente visto los fines de semana ‘ventilándose’ en algunos estados de la República, como sucedió el 6 de abril -solo por citar un ejemplo-, que a bordo de un avión de las Fuerza Aérea Mexicana se dio un paseo proselitista en tiempo de veda política por Sonora y Coahuila, dejando de lado su responsabilidad -como dicta descripción de funciones-, que es la de “atender el desarrollo político del país y coadyuvar en la conducción de las relaciones del Poder Ejecutivo Federal con los otros poderes de la Unión y demás niveles de gobierno”. Al final de cuentas, si Don Adán queda eliminado de estar en la boleta electoral -que es lo más probable-, López Obrador ya cumplió con su amigo y lo va a dejar con ‘chamba’ para el próximo sexenio, de acuerdo a los ‘arreglos’ a que se llegó entre los morenistas, de que todas las ‘corcholatas’ descartas tendrán cabida en la siguiente administración… por supuesto, si Morena gana la elección -que por lo visto hasta el momento, es muy probable-.
En el caso de Ebrard, su caso es completamente diferente. Ha sido para el presidente su ‘sombra’, mano derecha y representante personal ante el mundo. Todas las obligaciones de representación oficial internacional han sido asumidas por el Canciller, quien ‘ha dado la cara’ por López Obrador, estando o no de acuerdo con las posiciones asumidas en diferentes asuntos controversiales provocados desde Palacio Nacional. Sobre todo, ha tenido que lidear con los innumerables asuntos de debate, discordia o malos entendidos que en los últimos años se han tenido con el gobierno de Estados Unidos. Queriendo o no, Marcelo Ebrard ha cumplido, demostrando su capacidad conciliadora y experiencia política. Y hasta el momento, de los posibles nominados por Morena es el que ha adelantado los tiempos en cierta manera, e impulsado que se siga un proceso justo en la elección de quien estará en la boleta electoral. Posiblemente su desventaja es que aparentemente ‘no está en los ojos’ del inquilino de Palacio para que lo sustituya y lo deje fuera de la contienda, pero también con trabajo asegurado para compensar su lealtad.
Así que entre Don Adan y Marcelo Ebrard, el presidente va a resentir más la ausencia del Canciller que la del secretario de Gobernación. Y lo peor del caso para el presidente, es que sin Marcelo se queda sin intérprete. Ante la limitante de López Obrador de tener la mínima capacidad de comunicación en inglés, Ebrard ha sido el interlocutor personal del presidente en todas las videoconferencias y visitas de funcionarios oficiales, además sacarlo de apuros cuando se necesita. Así que, en Palacio Nacional se busca, además de secretario de Relaciones Exteriores, a un intérprete. ¿Usted, qué opina?
daniel.rodriguez@dbhub.net