El derecho a saber si estás contagiado (a precio justo)
Ante la ola de casos por Ómicron, España reguló el precio máximo de las pruebas de antígenos a 2.94 Euros (69 pesos), tres veces abajo del costo que alcanzaron en diciembre con la llegada de su sexta ola. Otros países como Portugal establecieron como máximo un 15% arriba del precio.
Ahora volvamos a Jalisco.
Aquí la prueba de antígenos más barata cuesta 260 pesos y la más cara 950. En cambio la PCR, de diagnóstico más preciso, está entre mil 500 y 5 mil pesos.
¿Por qué este abanico de precios y sus extremos?
Cuando hay escasez de un producto con alta demanda, los pocos competidores abusan con la especulación, el acaparamiento y el descontrol de precios. La poderosa industria farmacéutica es una de las principales protagonistas de estas prácticas en el mundo.
Entonces, ¿cuánto debería costar una prueba anticovid?
El laboratorio Salud Digna puede darnos una referencia porque allí se cotizan las pruebas más baratas (260 la de antígenos y 950 la PCR). La particularidad de este laboratorio radica en que, más que un negocio, se asume como una labor social de empresarios norteños, los principales productores de carne en el país (SuKarne). Su modelo consiste en ofrecer al costo servicios de diagnóstico y análisis a población vulnerable (es decir, sin obtener un margen de ganancia, sólo lo necesario para sostener la operación).
Hay una distorsión y abuso en el mercado de las pruebas anticovid al igual que lo ocurrido con el desabasto de oxígeno medicinal. Durante esa crisis en enero pasado, usuarios denunciaron el aumento de costos. Medio año después, la Cofece corroboró estas prácticas e impuso una multa millonaria a una de las empresas (muy tarde).
A pesar de la solicitud del gobierno federal para que la población evite realizarse la prueba, la demanda de éstas crecerá exponencialmente con la incidencia de contagios.
Así será porque en esta cuarta ola la población corre a realizarse la prueba, a pesar de ser asintomática, para descartar riesgos y continuar sus actividades diarias como trabajar. Es decir, hay que entender que la prueba se está convirtiendo en un medio y no en un fin.
Con la medida del Gobierno de Jalisco para solicitar pruebas PCR a los no vacunados que quieran asistir a eventos masivos, bares o antros, la demanda crecerá aún más. La oportunidad para que las compañías lucren con la salud está puesta en bandeja de plata.
Esta es una oportunidad para que la Cuarta Transformación demuestre su filosofía a favor del estado de bienestar y regule los precios de los test. La estatización que presume AMLO en materia energética (con la supuesta regulación del precio del gas) y la recuperación de la rectoría del Estado puede demostrarse en este caso práctico y de alto impacto social.
Es comprensible que al inicio de la pandemia la tecnología y la investigación de las pruebas anticovid tuvieran un costo elevado. Pero a casi dos años, con las capacidades desarrolladas, parece más bien un abuso.
Un ciudadano tiene el derecho a saber si está contagiado. Y saberlo a precio justo.
jonathan.lomelí@informador.com.mx