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El azote del fentanilo puede detonar acuerdos bilaterales

La epidemia de fentanilo tiene en jaque a instituciones públicas en ambos lados de la frontera, y puede convertirse en un detonante de acuerdos más profundos con Estados Unidos. 

El fentanilo es un analgésico artificial que se administra a pacientes con cáncer o post quirúrgicos. Fue creado por un médico belga en 1960 y su uso como anestésico se aprobó en 1972. Éste primo mayor de la heroína tiene un potencia entre 50 y 100 más veces que la morfina, al grado que en pocos años se ha convertido en la substancia que más decesos provoca en las comunidades en donde se consume ilícitamente.

El fentanilo es ahora la principal causa de muerte entre los estadounidenses de 18 a 49 años. En México no sabemos realmente cuántas personas mueren por su consumo, debido al subregistro en las autopsias, pero está claro que el número crece consistentemente.

La llamada epidemia del fentanilo ha traspasado fronteras como un fantasma. Para tener idea de la peligrosidad de la substancia hay que señalar que tan sólo dos miligramos pueden ser letales, tanto, que incluso los policías y el personal de primeros auxilios corren peligro si entran accidentalmente en contacto físico con ella o la inhalan accidentalmente.

Al principio, comenzó en las cadenas de distribución de medicinas controladas para pasar luego al mercado negro, generando un enorme negocio que maneja millones de dólares al día debido a su alto índice adictivo. En 2013 las autoridades detectaron que los traficantes de drogas ilícitas empezaron a mezclar fentanilo con otras drogas, como heroína, analgésicos falsificados y cocaína; mientras los consumidores lo ignoraban. Como resultado se produjo un crecimiento de las adicciones severas y de las muertes por sobredosis. Esta práctica que comenzó en EU ha llegado a México provocando una verdadera sacudida entre los consumidores de drogas ilícitas, que se vieron expuestos a mayores peligros letales. 

Las alarmas están encendidas al más alto nivel en Washington y en México: en 2016, el fentanilo superó a la heroína como opioide más responsable de las muertes por sobredosis allá. Ese año, 19 mil 720 personas murieron por sobredosis relacionadas con opioides sintéticos, la mayoría de esos casos con fentanilo. 

En 2021, las sobredosis por opioides sintéticos aumentaron a 71 mil 238. Y ahora, la droga es más barata que nunca porque los suministros son muy abundantes. Además los fabricantes están desarrollando variedades de la substancia difíciles de identificar. El negocio de la distribución, según reportes de prensa publicados por el diario Washington Post, pasó de las manos de los chinos, que habían sido los principales proveedores y distribuidores a las organizaciones del crimen mexicanas a partir de 2017. 

El fantasma de la muerte que provoca el fentanilo se extiende peligrosamente entre los consumidores de toda región Norteamericana: la ola se expande silenciosamente en Canadá y en México. Y en ese contexto habría que ubicar las acciones contra los cárteles que desarrollan las autoridades, entre ellas la impactante operación para detener a Ovidio Guzmán. 

En esa perspectiva también habría que esperar que el presidente Biden haga referencia al tema el próximo lunes. Queda claro que levantar muros es un disparate que termina provocando más daño, como también, que la salida de establecer una guerra resulta un error sangriento. Los presidentes López Obrador y Joe Biden, como el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, han lidiado con el problema durante estos años sin lograr detener a la sombra que termina con la vida de decenas de miles de personas. 

Seguramente tienen claro que las experiencias anteriores han fallado y que tienen la oportunidad de plantear nuevas propuestas de solución. La oportunidad de comenzar un nuevo modelo de cooperación basado en el respeto y la visión compartida del futuro estará en la Ciudad de México el próximo lunes. 

Esperemos que en la Cumbre de Gobernantes impere la sensatez para crear un ambiente constructivo en este, como en los demás temas que se tratarán. Más allá de las luchas políticas internas de cada país, está el interés superior de la población amenazada por un un flagelo al que, al parecer, le ha llegado la hora.

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