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Difícil entender debates, sin contar con información

Una de las acciones que se han venido llevando a cabo en el último medio siglo, por parte de las autoridades responsables de los procesos electorales, tiene que ver con la realización de un ejercicio en el que los aspirantes a ocupar un cargo de representación popular presentan, ante los medios de comunicación masiva, sus propuestas de Gobierno. Sin embargo, a la fecha ha sido el morbo y las estrategias de campaña a seguir por los candidatos lo que ha prevalecido, pues los “receptores” de los mensajes no se encuentran debidamente informados para aprovechar lo que ahí se presenta.

Los debates que se realizan con motivo del proceso electoral buscan ofrecer a los ciudadanos los puntos de vista de los candidatos de los diferentes partidos políticos, para que éstos puedan normar su criterio a la hora de realizar su análisis personal antes de depositar su voto en las urnas, empero, para que el ejercicio pueda alcanzar los resultados que se buscan, es necesario que la ciudadanía cuente con antecedentes mínimos -lo cual no sucede en una amplia capa de la población- de lo contrario, de poco o nada podrán servir.

De acuerdo con los decires de algunos medios de comunicación, los aspirantes  “se preparan para los debates”, ya sea para determinar sus ejes de propuesta o sus técnicas de presentación -que aprendan o no es otra cosa-, ya que se trata de su mayor posibilidad de difundir sus propuestas (lo que se puede percibir de ellos, es que algunos tienen capacidad, pero se ponen muy nerviosos al exponer; otros son bien intencionados, pero no tienen una idea de cómo lograr lo que proponen, y no faltan aquellos que buscan engañar con promesas imposibles de cumplir y/o que cuando estuvieron en los cargos para la toma de decisiones, prefirieron el negocio propio, de sus parientes, amigos y hasta de sus supuestos enemigos).

Luego entonces, los debates no son una panacea, si acaso se han convertido en un buen  show para unos cuantos, y negocio para otros tantos.

APUNTE

Si se pretende que los debates sirvan como un canal de comunicación para los ciudadanos, es necesario que las autoridades se ocupen más y mejor de que el proceso se cumpla en su totalidad, esto es: por obvias razones ya existe el emisor, empero, el descifrar los códigos, léxico o lenguaje de los políticos, no es accesible para todas las personas, luego entonces, el mensaje puede llegar, pero si el receptor no está en condiciones de entendimiento, luego entonces no se puede esperar la necesaria retroalimentación que convierte en efectivo el proceso de comunicación.

En conclusión, los ciudadanos debemos de hacer nuestra parte e informarnos para realizar un análisis adecuado y no ser engañados con “verdades a medias”, como ha venido sucediendo en los procesos electorales.
 

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