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Desgastes en la 4T

Varios de nuestros amigos de la Cuarta Transformación empiezan a acusar cansancio y desgaste cuando apenas están por cumplir un año de haber llegado al gobierno. La mayoría son migrados de las izquierdas mexicanas que durante años permanecieron en la oposición, prácticamente marginados, y la mayor parte del tiempo sobreviviendo en las distintas caras que tuvieron los partidos de izquierda desde el ya remoto Partido Comunista hasta el antecedente inmediato de MORENA que fue el aún entonces fuerte PRD, gobernado la mayoría de las veces por los intereses de las tristemente célebres y violentas tribus.

Gente brillante de izquierda. Y varias veces lo dijimos: las mentes más lúcidas del país están en el peor partido.

Con el arribo de López Obrador al poder, la mayoría de ellos (sin sentir que traicionaban su propio proyecto de transformación) se sumaron entusiastas al movimiento morado y de hecho encontraron posiciones relevantes en distintos ámbitos del nuevo gobierno.

Y ahí están.

Pero empiezan a desgastarse porque ellos se sumaron al gobierno morenista para cambiar al país, para dar salida a distintos proyectos sobre todo de interés social que incubaron durante años y que, creían, ahora era el momento de materializarlos.

Pero por muy diversas razones, esos herederos de las izquierdas mexicanas han podido hacer muy poco por transformar al país. Han visto cómo el aparato burocrático sigue siendo el mismo de regímenes pasados (pesado y monolítico) y que es muy difícil mover piezas y recursos para iniciar cambios de fondo.

Es un régimen en que, nos dicen, todo empieza y termina en el propio presidente.

Él debe decidir prácticamente cada paso innovador, algo que es materialmente imposible.

Han visto cómo los esfuerzos del presidente se han centrado en ahorrar recursos para destinarlos íntegramente a sus programas sociales.

Y el dinero ya no alcanza.

Ni tampoco el tiempo del presidente para atender otros asuntos.

Y lo más desalentador para ellos y sus intenciones es que no ven cómo en el futuro cercano puedan hacer algo.

De ahí el desgaste.

Y claro, también desgastados están todos aquellos que migraron del PRI y partidos afines que vieron en las filas de MORENA la posibilidad de seguir gozando las prebendas que significan formar parte de la clase gobernante. Empiezan a descubrir que sí hay una reducción importante de ingresos para ellos (no hay bonos ni compensaciones extraordinarias), y se sienten “con las manos atadas” si pretendiesen hacerse de recursos indebidamente.

Hay marcaje personal.

Saben que como la consigna fundamental del presidente es erradicar la corrupción como origen de todos los males que aquejan al país, el que cometa un error y pretenda robar no sólo será exhibido sino inmediatamente expulsado del proyecto.

Y cada quincena ven cómo el dinero no les alcanza.

Desgaste arriba, y desgaste abajo.

Y apenas nos acercamos al primer aniversario de la llegada de MORENA al poder.

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