Cuando Adán Augusto lanzó su oferta política en Guadalajara
“Agradecí de todo corazón el apoyo de Olga Sánchez Cordero, quien nos ayudó como secretaria de Gobernación. Mi amigo, paisano y compañero entrañable, Adán Augusto López Hernández, previa solicitud de licencia como gobernador de Tabasco, será el nuevo secretario de Gobernación”, escribió en su cuenta de Twitter el Presidente Andrés Manuel López Obrador el 26 de agosto de 2021, para anunciar este relevo en la secretaría más importante del gabinete presidencial.
Adán Augusto había asumido la gubernatura de la tierra natal del Presidente el 1 de enero de 2019, después de haber hecho campaña por Morena en Tabasco al mismo tiempo que López Obrador jugaba su tercera y definitiva contienda electoral que lo llevó a la Presidencia de la República.
Después de gobernar dos años y siete meses Tabasco, López Hernández llegó a la Segob, luego de ser también diputado federal y senador, y ser parte de una reconocida familia de notarios tabasqueños, y pese a algunas críticas que dudaban que fuera el perfil idóneo para asumir el cargo en Bucareli, de inmediato su llegada fue leída al interior de Morena como la inclusión de otra carta del Presidente en el ya iniciado proceso de sucesión presidencial que él mismo había puesto en marcha de forma más que prematura, por si algo le pasaba en el camino a Claudia Sheinbaum, aún vista como la “corcholata” favorita, o si de plano, decide nunca pagar a su “carnal” Marcelo Ebrard haberle dejado el camino libre en el 2012, que muchos lo veían como el candidato fuerte de la izquierda.
Esa idea se confirmó apenas ocho meses después, cuando el 28 de abril del 2022 en una reunión con diputados federales de Morena y sus aliados en Palacio Nacional en los que agradeció haber votado a favor de su reforma eléctrica que no pasó por el voto en contra del bloque opositor, López Obrador prácticamente lo destapó al enaltecer su capacidad negociadora con las fuerzas políticas del país y los Poderes de la Unión, y pidió a los presentes evaluar a mano alzada su función que terminó con porras y gritos de “¡Presidente, Presidente!”.
Tal vez por eso, y pese a los señalamientos de ser el mayor promotor del desmantelamiento del INE, de haber dejado de lado su labor como negociador con opositores, y no estar de puntero en las encuestas internas de Morena, el secretario de Gobernación vino a Jalisco y aceptó por primera vez con todas sus letras que no sólo se ve en la contienda interna sino “compitiendo en la elección presidencial”, según me dijo en una entrevista exclusiva para El Informador.
Me adelantó incluso su oferta, que había hecho momentos antes a un grupo de destacados empresarios jaliscienses: “Va a haber continuidad con cambio en la próxima administración y habrán ajustes en las políticas públicas”. Será la hora de la infraestructura para el desarrollo dentro de la 4T, prometió en privado a unos duros interlocutores en el suelo menos obradorista de la República.
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