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¿Chivo expiatorio?

Todos nos hacemos la misma pregunta porque sabemos cómo se aplica la justicia selectiva en México.

José Murguía, alcalde emecista de Teuchitlán, Jalisco, ¿será el primero en caer de una red criminal de funcionarios o será un simple chivo expiatorio?

Un narco rancho y centro de reclutamiento del crimen como el Izaguirre, localizado en La Estanzuela, en Teuchitlán, no puede ser obra de un solo hombre.

Murguía fue detenido el sábado por la Fiscalía General de la República (FGR). El domingo se realizó su audiencia de vinculación a proceso que continuará el viernes.

En esa primera imputación, según reportaron los medios, el Ministerio Público lo acusó de recibir 70 mil pesos mensuales del crimen organizado.

Lo señalaron como “autor material y directo” de lo ocurrido en el narco rancho de Teuchitlán. Supuestamente brindó vigilancia para evitar fuga de reclutas y dotó de armas a criminales.

La FGR le imputó los delitos de desaparición forzada y crimen organizado. Pero el “rancho del horror” no se hizo en un día ni basta un grupo criminal y un alcalde para operarlo.

Desde 2014 hay reportes de campamentos del narco en la región. En 2017, la Fiscalía del Estado desmanteló una “escuela” del crimen en Tala, a sólo 20 minutos de La Estanzuela. En ese momento ya se mencionaba a Teuchitlán como sede de otros centros similares.

La FGR aseguró que el Izaguirre operaba al menos desde 2021. En un corte temporal que abarca 2014-2025, han pasado cinco gestiones municipales de todos los partidos, y en las cuales Murguía ha sido tres veces alcalde.

José Murguía (PRI, 2012-2015); Armando Andrade (PAN, 2015-2018); Alejandro Arreola (Morena, 2018-2021); José Murguía (MC, 2021-2024); José Murguía (MC, 2024 a la fecha).

Cuando en abril de 2021 la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco emitió la recomendación a Teuchitlán por la crisis de desapariciones, aún gobernaba Arreola, de Morena. Meses después asumió Murguía, de MC.

Es poco creíble que el alcalde de un municipio de 10 mil habitantes ignore lo que ocurre en un narco rancho a sólo 15 minutos de Palacio Municipal. Pero también es poco creíble que este centro de reclutamiento masivo opere por años sin que funcionarios estatales y federales se enteren.

La FGR ya capturó a un presunto culpable. Falta el resto.

Sobre la expresión “chivo expiatorio”, la RAE la define como: “Macho cabrío que el sumo sacerdote sacrificaba por los pecados de los israelitas”.

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