Charros rompe pronósticos y se cuela a Semifinales del Norte
Tal como se había anticipado en las reflexiones previas, los Charros de Jalisco estaban en condiciones de sorprender, y finalmente lo lograron: se instalaron entre los tres ganadores de las series de la primera fase de postemporada rumbo a la etapa Semifinal de la Zona Norte. Lo hicieron con un sello inconfundible, cargado de dramatismo, inconsistencia y esa dosis de épica que acostumbra la novena albiazul en los últimos años.
El desenlace resultó tan incierto como apasionante. Charros acudió a Monterrey en calidad de víctima anunciada, enfrentando nada menos que a Sultanes, líderes indiscutibles de la Zona Norte y equipo sembrado número uno tras dominar la campaña regular. El favoritismo estaba claro: los regios contaban con el respaldo de su gente, la inercia de haber cerrado fuertes y la etiqueta de favoritos. Sin embargo, el béisbol, con su magia impredecible, volvió a demostrar que los partidos no se ganan con etiquetas ni estadísticas, sino con batazos oportunos, pitcheo sólido y un ánimo inquebrantable.
Contra todos los pronósticos, Charros arrancó la serie con dos victorias en patio ajeno, dejando helados a propios y extraños. El Panamericano aguardaba la gloria con la expectativa de que, en su propia casa, el conjunto jalisciense rematara la faena con al menos dos triunfos que sellaran la clasificación. Pero fiel a lo que ha sido marca de la casa en sus últimas campañas -altibajos, irregularidad y constantes vaivenes- el equipo apenas pudo obtener una victoria en Zapopan y cayó en un bache preocupante: no solo dejó escapar la posibilidad de cerrar frente a su fanaticada, sino que fue barrido en los subsecuentes cotejos celebrados en territorio jalisciense.
De regreso a Monterrey, los Charros tenían que jugarse la vida. Lograron alargar la definición hasta el séptimo y decisivo duelo, después de sucumbir en el sexto, lo que equilibró la balanza a tres victorias por bando. Parecía que el peso de la presión, la experiencia y la localía inclinarían la balanza hacia los regiomontanos. Y así fue, pero con un giro inesperado: el séptimo juego se lo llevaron los jaliscienses, y no de cualquier manera, sino con una blanqueada que dejó sin aliento a los Sultanes y que al mismo tiempo le dio a Charros un boleto directo como uno de los ganadores de la fase previa a la Final de Zona.
Este resultado tiene un doble valor. Por un lado, evidenció que Charros cuenta con un plantel capaz de competir al tú por tú con cualquiera, incluso con el más fuerte de la zona. Por el otro, mostró que su principal debilidad sigue siendo la irregularidad: el mismo equipo que sorprende con triunfos de visitante ante el líder puede caer estrepitosamente en su propio estadio.
Ahora, el camino se complica de nuevo. La Zona Norte entra en su etapa decisiva con series de alto voltaje: Sultanes de Monterrey frente a Saraperos de Saltillo -los coahuilenses que dieron otra de las sorpresas-, y Charros de Jalisco midiéndose a Unión Laguna en Torreón. No hay lugar para cálculos anticipados ni para dar por hecho favoritismos. El béisbol, con su naturaleza impredecible, ha dejado claro que en esta postemporada cualquiera puede ganar o ser derrotado.
Lo interesante, más allá del marcador, es lo que representa esta clasificación para Charros y su afición. Se trata de una confirmación de que, pese a las turbulencias, la franquicia sigue viva, con capacidad de emocionar y de encender ilusiones. El Panamericano volverá a rugir en cuanto el equipo regrese a casa, y el sabor de haber eliminado a Sultanes como visitantes no se borrará fácilmente de la memoria colectiva.
Hay mucho por escribir todavía en esta campaña. El desenlace de las Semifinales de Zona marcará qué equipos llegarán a la final norteña y, eventualmente, quién se alzará con el pase a la Serie del Rey. Pero, por lo pronto, los Charros han demostrado que tienen corazón, que saben levantarse en la adversidad y que son capaces de regalarnos capítulos memorables.