Barbarie y crimen
El hecho de que no se haya dado una sola detención luego de las escenas de barbarie que se vieron el sábado en el Estadio de La Corregidora durante el partido Querétaro-Atlas habla nuevamente de las incapacidades y la infiltración delincuencial de las corporaciones policiales en nuestro país.
Genera también muchas suspicacias que se reflejaron todo el fin de semana en las redes sociales en el sentido de que el ataque pudo ser orquestado desde semanas antes con la participación incluso de grupos de la delincuencia organizada.
Desde luego muy mal paradas quedaron las autoridades municipales y el gobierno estatal panista de Querétaro porque los 600 policías que según ellos estaban destacados a los alrededores y al interior del estadio brillaron por su ausencia y nunca intervinieron para evitar las batallas campales propiciadas por la barra conocida como “La Resistencia”, partidarios del equipo local de los Gallos Blancos, principalmente contra los miembros de “La Barra 51” de los rojinegros, aunque desde luego las agresiones y el pavor causado afectó a miles de familias que disfrutaban el juego y nada tenían que ver con las rivalidades de estos grupos.
La violencia había estallado desde antes que iniciara el partido a las afueras del estadio y dentro una vez que inició el juego, hasta que los enfrentamientos llegaron a la cancha.
La directiva del Club, la Federación Mexicana de Futbol y las autoridades tienen mucho que explicar y muchas incógnitas por despejar. Por ejemplo quién y por qué dejaron pasar palos, tubos e incluso armas de fuego, que por fortuna no se detonaron, pero que testigos aseguran haber visto que portaba alguno de los rijosos. Por qué el encargado del operativo policial no ordenó ninguna detención. Se tendrá que revisar también la conducta de la seguridad privada que lejos de proteger habría agredido también a los visitantes y quién ordenó la apertura de las puertas de ingreso a la cancha.
Fue tal la indiferencia y la complicidad de la policía en la trifulca que el propio gobernador Mauricio Kuri tuvo que salir ayer a convocar a la población que fue al estadio o tuviera información de lo ocurrido la diera para esclarecer el caso, lo que habla del nulo trabajo de investigación de las autoridades en el momento de las agresiones.
También están obligados a abordar las versiones que señalan como responsable a “El Beto”, un líder huachicolero de San Juan del Río, Querétaro y desde luego hacerse responsable de la salud de los 24 hombres y dos mujeres hospitalizadas por las salvajes agresiones recibidas en el Estadio, que expresaron también el nivel crítico de crispación social por la crisis desbordada de inseguridad y violencia en el país.