Ideas

Baños de pureza

Una vez que ha iniciado el proceso electoral con rumbo al primer domingo de julio de 2018, la moda son ya, las “candidaturas independientes”, con todo lo que éstas quieran decir, razón más que suficiente para darles la bienvenida (en Jalisco 20 registradas hasta la fecha), como una manifestación de inconformidad, de intención de cambio, de buenos deseos, de formas diferentes, pero de ninguna manera son un sinónimo de pureza, a menos de que exista una nueva definición que tenga que ver con “lo que nos convenga de acuerdo a la circunstancia que estemos viviendo”.

Aparejados a “esta moda” vienen también l@s que decidan cambiar de partido, que ya a estas alturas están más para allá que para acá, sin importar cuantos años tengan o digan tener de militancia en la institución de su preferencia, pero que ahora lo cambian por una candidatura, posición o “arreglo”.

En esta misma “moda” van incluidos los operadores que se manejan con bajo perfil y deambulan de un partido a otro, generalmente siguiendo órdenes de alguien de más arriba (por lo menos terrenalmente, aunque también están quienes se dicen guiados espiritualmente).

Y mire usted, la verdad es que lo malo no radica en los cambios –cualquiera puede cambiar de opinión e intereses y es respetable-, pero quienes cambian por la ambición de una candidatura o mantenerse en una nómina, la mera verdad es que no tienen ma…nera de justificarse, sin importar si la aspiración es a la más alta magistratura o una regiduría –hay quienes hasta por una suplencia son capaces de cualquier cosa–.

Los que menos me convencen son aquellos que tras el cambio, utilizan como “herramienta de convencimiento” el denostar a la organización o institución que abandonaron. Esto es, ni siquiera cuentan con la suficiente imaginación –menos capacidad o ética alguna– para crear condiciones de innovación, de avanzada, que superen el estado del sitio que abandonaron llevados por su ambición… ¿de servir?

Así, los hay, que se van porque no alcanzaron lo que buscaban y ahora pretenden el reintegro por los años de militancia no reconocidos, a cambio ofrecen los “miles de seguidores que dicen tener”, además de la información organizacional obtenida cuando se decían militantes de su anterior o anteriores partidos.

La pureza, desde mi perspectiva, no implica tener la razón, sino la convicción de hacer bien las cosas.

APUNTE

¿Será necesario ser candidato u obtener alguna nominación pública para hacer bien las cosas en beneficio de los demás?

La respuesta es no. Todos podemos y debiéramos de buscar hacer bien las cosas en beneficio propio y de la comunidad en que vivimos, así como del resto de la sociedad, lo malo es que todo pareciera quedar en el hubiera, término sin sustancia porque entraña un buen deseo, pero sin acciones contundentes que puedan reforzar las convicciones.

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